Tal día como hoy del año 1866, hace 157 años, en la Seu d'Urgell, Guillem d'Areny-Plandolit (la Seu d'Urgell, 1822 – Tolosa de Languedoc, 1876), en nombre del Consejo de la Tierra, la máxima representación política de la sociedad andorrana; y Josep Caixal Estradé (El Vilosell, Garrigues, 1803 – Roma, 1879), obispo de la diócesis de Urgell y como copríncipe de los valles de Andorra; firmaban el decreto de la Nueva Reforma. Esta Nueva Reforma, impulsada por Areny-Plandolit (en aquel momento, el principal industrial del país) tenía el objetivo de transportar el Principat d'Andorra a la modernidad política y social. Areny-Plandolit, aunque había nacido en la Seu d'Urgell, era hijo de una familia de la pequeña nobleza andorrana, originaria de la parroquia de Ordino.

Hasta la Nueva Reforma (1866), Andorra se había gobernado como una monarquía feudal. A finales de la Edad Media, sus copríncipes u hombres principales habían aceptado una vieja reivindicación del pueblo andorrano: la creación de una asamblea nombrada Consell de la Terra (1419), formada por cuatro representantes de cada una de las seis parroquias; que ejercería ciertas funciones de representación y de gobierno. Entre 1419 y 1866, el Consell de la Terra sería el parlamento de los valles de Andorra: defendería los intereses del país, velaría por el orden público, cuidaría de las infraestructuras educativas y sanitarias, controlaría los pesos y medidas oficiales; arbitraría los conflictos entre las parroquias y vigilaría los precios fijados para los productos de primera necesidad.

Pero los miembros del Consell de la Terra eran, generalmente, los cabezas de casa más ricas de cada parroquia; y eso provocaba una situación de desigualdad jurídica y política que beneficiaba a los privilegiados y perjudicaba a los humildes. Curiosamente sería el hombre, en aquel momento, más rico del Principat, quien promovería la reforma, que consistiría en fijar, definitivamente, en veinticuatro el número de representantes del Consell, y en crear un sistema que garantizaba las mismas oportunidades de elección para todos los cabezas de casa (tanto los privilegiados como los humildes) de cada una de las parroquias. Esta Nueva Reforma sería vigente durante sesenta y siete años, hasta que en 1933 se aprobó pasar de un sufragio restringido de cabezas de casa a un sufragio universal masculino.