Tal día como hoy del año 2017, hace ocho años, en todo el Principat de Catalunya, se celebraba el Referèndum d’Autodeterminació de Catalunya —conocido por el numerónimo 1-O—, organizado por el Govern de Catalunya de conformidad con el mandato del Parlament de Catalunya y de una amplia representación de la sociedad catalana. A pesar de que el Tribunal Constitucional español previamente había suspendido ese referéndum, tanto el Govern como el pueblo de Catalunya continuaron su organización basándose en la Llei del Referèndum d’Autodeterminació de Catalunya, aprobada el 6 de septiembre anterior por el Parlament de Catalunya —la máxima representación política del pueblo de Catalunya—.

A pesar de los impedimentos del Estado español (Policía Nacional y Guardia Civiles españolas) y de algunos elementos de la sociedad (delincuentes comunes contratados por la ultraderecha española), que secuestraron urnas e hicieron uso de la violencia física y verbal contra miembros de las mesas de votación y contra los votantes, que generaron escenas de extrema violencia y que se saldaron con más de mil heridos (algunos de gravedad), votaron 2.286.217 ciudadanos. La pregunta que se planteaba era "¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente en forma de república?". Y el resultado de la votación fue de 2.044.038 ciudadanos a favor del sí (el 90,18%) y 177.547 (el 7,83%) a favor del no.

En todas las comarcas del país, los resultados a favor del sí estuvieron en una horquilla de entre el 84% y el 96%. Desde esa jornada histórica han transcurrido ocho años, y los representantes políticos de los partidos independentistas —que, por mandato de la sociedad, lideraron ese proceso— han malgastado un impresionante capital humano, formado por millones de personas plenamente comprometidas con el proyecto social, político y económico de mayor envergadura de la historia contemporánea de Catalunya. Y, todavía, no han sido capaces de implementar el resultado de un referéndum que reflejaba la voluntad mayoritaria del pueblo de Catalunya. Transcurridos ocho años, todavía no han cumplido con el mandato que recibieron del pueblo de Catalunya.