Tal día como hoy del año 1885, hace 138 años, se abría la decimotercera edición de la Fira de Sant Josep de Mollerussa, que en el transcurso del tiempo se convertiría en la feria agroganadera más importante de las tierras de Lleida y, posteriormente, en la gran fiesta agroganadera de Catalunya. Hasta entonces, se había celebrado los días 6 a 8 de marzo. No obstante este pequeño cambio de calendario, desde el inicio (1872), cada año se ha celebrado sin interrupción, incluso en marzo de 1938, con el principal frente de guerra del conflicto civil español (1936-1939) situado a escasos veinte kilómetros de Mollerussa (frente del Segre y del Ebro). La única vez en su historia que no se pudo celebrar la feria fue durante el primer confinamiento decretado por la pandemia de la covid-19 (marzo, 2020).

La Fira de Mollerussa fue creada en un pleno municipal de 10 de marzo de 1872, que acordaba la celebración de un mercado semanal y de dos ferias anuales (la de primavera y la de otoño). La Fira nació como un gran mercado de ganado, principalmente de tiro (caballos, mulas, asnos, bueyes), destinado al mundo agrario. Inicialmente, se situó en el centro del pueblo: plazas de la Església Vella (actualmente del Ajuntament) y de la Font (actualmente de Manuel Bertrand). En aquel momento Mollerussa era un pequeño pueblo de 1.600 habitantes, pero que ya apuntaba el papel protagonista que adquiriría con el tiempo: en 1861 se instaló la Casa Canal, sede central de la empresa promotora y explotadora del Canal de Urgell, la obra que había cambiado la fisonomía de la comarca; y en 1862 se situó la estación comarcal de la línea de Ferrocarril Barcelona-Lleida-Zaragoza.

Posteriormente, la feria se desplazaría siguiendo el crecimiento de la trama urbana. Durante el primer tercio del siglo XX ocupó el espacio denominado Ferial de los Bueyes, situado entre las estaciones de tren Barcelona-Lleida y de Mollerussa-Balaguer; y, después de la Guerra Civil (1939), sería emplazada en la zona del canal. También, en el transcurso del tiempo, los animales de tiro dejaron paso a la maquinaria agrícola; y los populares "rambleros" (tratantes de animales, muchos de los cuales eran de las comunidades gitanas catalana y aragonesa) dejaron paso a los comerciales de los concesionarios. La Fira de Sant Josep, desde su fundación, ha sido un motor económico de Mollerussa y de la comarca del Pla d'Urgell, y la principal impulsora de la mecanización y modernización del campo catalán.