La decisión de los tortosinos de mantener el monumento franquista que preside la ciudad y que conmemora la batalla del Ebre en la consulta no referendaria, que ha impulsado este sábado el Ajuntament, demuestra hasta qué punto son complejas (e incomprensibles) las decisiones cuando se trata de símbolos y tradiciones en un municipio. En primer lugar, llama la atención la baja participación en la consulta, ligeramente inferior al 30%, después de que haya sido objeto de atención informativa durante semanas y de una manera especial estos últimos días. De una forma muy particular, es sorprendente la ausencia de los partidos de izquierdas, cuyos votantes decidieron quedarse en casa o aprovechar el día de primavera antes que participar en la consulta. Claro que una cosa debe ser hacer artículos sobre el franquismo de una manera genérica e incluso hacer grandes declaraciones públicas y otra decidir sobre monumentos franquistas en tu pueblo.

Porque la situación no deja de ser curiosa atendiendo a los resultados de la consulta: Un 68% a favor de mantener el monumento y un 31% a favor de retirarlo y museizarlo. Casi nada, una diferencia de 37 puntos. Un abismo. En cualquiera de las últimas elecciones que se pueden trasladar votos de partidos a la consulta de este sábado sale derrotado el mantenimiento del monolito en medio del río Ebre de una manera clara. ¿Que ha pasado entonces? Pues algo muy sencillo. No ha habido una votación ideológica en que los tortosinos se hayan pronunciado sobre el franquismo sino un deseo de dejar las cosas más o menos como están en un monumento que desde aquí no se ve igual que desde allí.

Pero como sucede siempre en estas cosas, el resultado no queda entre las cuatro paredes del municipio. Habrá que respetarlo porque solo a ellos compete. Pero es difícil de comprender y de compartir. Como ha sido un error la consulta tal como estaba planteada aunque los tortosinos deben estar muy satisfechos. Pese a todo, también sería un error mantener vivo el debate fuera de Tortosa. Ellos han votado y ellos han decidido. Una vez más habrá quien piense que los pueblos tienen estas cosas.