A la espera de que Stefano Domenicali, actual presidente y consejero delegado de la Fómula 1, no se eche atrás y su enfado con la manera como ha llevado la negociación la Generalitat no vaya a mayores, el circuito de Montmeló albergará el Gran Premio Barcelona-Catalunya en años alternos, permutándose con el GP de Bélgica en el trazado de Spa-Francorchamps. No habrá, por tanto, carrera en Montmeló el año 2027, y a partir de entonces será los años pares del calendario hasta 2032, el último que tiene el contrato pendiente de firma por parte de Dominicali. Es evidente que la alternancia de la Fórmula 1 en el circuito del Vallés Oriental es un paso atrás, algo que no sucedía desde el lejano 1991, con la inauguración del entonces Circuit de Catalunya en Montmeló. Fue todo un acontecimiento aquel regreso del principal acontecimiento automovilístico del mundo después de 16 años de ausencia y que, circunstancias de la vida, fue en buena medida fruto de la promesa que le hizo Jordi Pujol, entonces president de la Generalitat, en 1988, al piloto de motos Sito Pons, cuando visitó la Generalitat con su primer título mundial. La Generalitat lideró, pero difícilmente se hubiera acabado haciendo sin los buenos oficios del entonces presidente del RACC Sebastià Salvadó, hoy ya fallecido.

Un cúmulo de errores o de falta de empatía en las relaciones con Stefano Domenicali ha hecho descarrilar el garantizarse cada año la Fórmula 1 en Montmeló y lo que después de las inestabilidades vividas en 2021 se había conseguido en los primeros meses de 2024, un buen acuerdo entre el Govern del momento y Liberty Media, la empresa que compró la F1 en 2017 y tiene un contrato de explotación hasta 2029, y que a la postre ha consolidado el crecimiento comercial y de la afición del deporte. Bajo su gestión, de la mano de Dominicali, la F1 ha visto una expansión significativa en audiencia e ingresos y se han abierto debates sobre cambios en el formato, como carreras más cortas o parrillas invertidas, manteniendo la F1 en un período de crecimiento continuo. Pues bien, en aquellos primeros meses de 2024, la Generalitat tenía un contrato para asegurarse por cinco e incluso diez años que Montmeló tendría carrera cada año ininterrumpidamente.

Un cúmulo de errores o de falta de empatía en las relaciones con Stefano Domenicali ha hecho que la Fórmula 1 en Montmeló no esté garantizada cada año

Pero aquel momento dulce pasó —siempre se ha dicho que el entonces secretario general de Empresa de la Generalitat, Oriol Sagrera, estableció unas excelentes relaciones profesionales con Dominicali— y todo se empezó a complicar. En estas cosas con tantos intereses eso suele pasar, cualquier despiste, cualquier bajada en la intensidad de las negociaciones, juega de manera caprichosa en contra de quien estaba mejor posicionado, ya que los intereses que hay en disputa son enormes y mucho más cruciales de lo que uno pueda imaginarse desde fuera. No hay que olvidar que las principales ciudades del mundo, los países emergentes sean China o los países árabes —habrá campeonato en Baréin, Arabia Saudí, Qatar y Abu Dabi—, pagan lo que haga falta por una carrera que, según datos de 2021, alcanzó una audiencia televisiva acumulada de alrededor de 1.550 millones de espectadores. Otro dato: sus ingresos superaron los 3.600 millones de dólares en 2024. 

En medio de estas nada halagüeñas noticias, Madrid no lo lleva mucho mejor, y su proyecto, veremos si el tiempo no me corregirá, está abocado al fracaso, con un circuito urbano que no gusta a los pilotos y un proyecto megalómano que solo se entiende desde la ambición por arrebatar a Catalunya la carrera que tenía y que era para el equipo de Isabel Díaz Ayuso un verdadero dolor de vientre cada año. Aquí molestaba que en Montmeló se disputaba en gran premio de España, pero en Madrid aún molestaba más a medida que la Fórmula 1 ha ido ganando peso, y Madrid ha querido jugar todas las partidas aprovechando el factor capitalidad. Vamos a ver como evoluciona el campeonato de la Fórmula 1 en Madrid, pero si se cumplen los presagios negativos que existen, Barcelona y Catalunya tendrá una oportunidad de nuevo para recuperar lo que ahora ha perdido y volver a ser de nuevo Montmeló el circuito que cada año tiene una carrera de la prueba automovilística más importante del mundo.