Acostumbrados a que los debates de televisión entre candidatos son lo más parecido a lo que se decía antes del agua -incoloros, inodoros e insípidos-, el que se ha celebrado en la televisión vasca con motivo de las elecciones del próximo 25 de junio ha tenido el minuto de oro a que todo programa de esta naturaleza aspira. Lo han protagonizado el candidato a lehendakari del PP y ex ministro hasta hace unos meses, Alfonso Alonso, y la candidata de Podemos, Pilar Zabala, hermana de Joxi Zabala, asesinado por los GAL y enterrado en cal viva en 1983 en un crimen execrable de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado.

Zabala interroga con voz suave y sin alzar el tono al ex ministro si le considera a ella una víctima del terrorismo. A partir de aquí, Alonso, como si no hubiera preparado la réplica, queda literalmente descolocado y sin respuesta, costándole componer una frase mientras ella le sigue con la mirada. A partir de aquí el silencio, el largo silencio hasta que interviene el moderador para cortarlo. No deja de ser curioso, y un ejemplo de que el País Vasco ha pasado página al sanguinario terrorismo de ETA durante varias décadas, que el resumen del debate que más se ha repetido se haya concentrado en el terrorismo de los GAL. Aquel terrorismo que el Estado hizo todo lo posible para que no se conociera y que 17 años después de los hechos acabó con una condena total de 365 años de cárcel a un general de la Guardia Civil, un teniente coronel del mismo cuerpo, un exgobernador civil de Guipúzcoa y dos agentes del instituto armado.

El País Vasco vive un tiempo nuevo que veremos qué resultado ofrece primero en las urnas, y después qué mayorías se configuran para gobernar. Es obvio que el gobierno girará alrededor del PNV pero será muy interesante ver si el nacionalismo vasco se apoya en Bildu -difícil-, si es capaz de alcanzar la mayoría con el PSE -aun más difícil- y qué papel juega Podemos. Muchos interrogantes antes de que se abran las urnas y sin un comodín claro para conformar mayorías. Pero mucho me temo que los vascos, si del PNV depende, no van a adentrarse en un camino desconocido y que su principal obsesión hoy por hoy es asegurar el concierto y el cupo, y avanzar con el gobierno español de turno en una solución para los presos vascos. Nada más.