Aunque cuando el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, compareció ante la comisión correspondiente del Congreso casi no convenció ni a los suyos, mucho menos a los parlamentarios de la oposición, lo cierto es que la gran mayoría de las noticias negativas de la jornada ya habían caído sobre el Partido Popular. Era martes y 13 y, a buen seguro, en las filas del PP se acordarán durante un tiempo de la jornada negra. Negrísima. Empezó el martes con un acuerdo entre el ministro Jaume Matas y la Fiscalía Anticorrupción para confesar sus delitos a cambio de no reingresar de nuevo a prisión. En este acuerdo, Matas está dispuesto a poner negro sobre blanco como desde la sede de los populares en la calle Génova se le dieron instrucciones para la adjudicación de obra pública. Toda una bomba de relojería en pleno interregno entre una investidura fallida de Mariano Rajoy y un futuro de legislatura en España incierto.

Siguió el anuncio del Tribunal Supremo abriendo causa penal contra Rita Barberá. La exalcaldesa de València y hoy senadora tiene por delante un proceloso calvario en condición de investigada (antes imputada) y las peticiones de dimisión como miembro de la Cámara Alta eran muy amplias. Empezando por Ciudadanos, los socios de Rajoy en la investidura y también por miembros del PP. El anuncio del TS parece haber cogido de sorpresa a los populares, incapaces de gestionar durante la jornada el enorme impacto de la misma. La tercera carpeta judicial de la jornada fue la de Luis Bárcenas retirando las acusaciones contra el PP por el borrado de los ordenadores. El aroma de pacto entre el partido conservador y su engominado extesorero es en estos momentos, por un lado, un enorme respiro para el PP que no quería tener enfrente a Bárcenas, pero, por otro, una carga para su imagen como organización política.

Por si todo ello junto no era suficiente, el conocimiento de que en el accidente ferroviario de Pontevedra el tren circulaba a casi 120 kilómetros por hora en una zona limitada a una velocidad máxima de 30 abrió un debate colateral sobre el estado de las inversiones ferroviarias, que con este gobierno han sido muy escasas más allá de la alta velocidad. El debate, sin duda pasajero, ha impactado no obstante en medio de la campaña de las elecciones gallegas y no ayuda al candidato Feijoo. Con este cuadro, compareció Guindos y levantar la jornada ya era misión imposible.

Sin embargo, la imagen que ofreció fue de un ministro sobrepasado y abandonado a su suerte. El marrón de la propuesta de Soria como miembro del Banco Mundial parece hoy no tener padre ni madre y eso sí: un supuesto gran currículum para el cargo que todos cuestionaron, además de pedir la dimisión del ministro. Por suerte para el gobierno, el día solo tiene 24 horas.