Mariano Rajoy y Albert Rivera han cerrado su primer gran acuerdo de la legislatura y que permitirá a la actual ministra en funciones de Fomento, Ana Pastor, ser elegida este martes nueva presidenta del Congreso. Ni Rajoy ni Rivera han querido tantear como en la anterior legislatura nonata de diciembre una alternativa como la del presidente saliente y candidato a la reelección, el socialista Patxi López. La izquierda, aún en desbandada y con las heridas abiertas de la no investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, ha sido incapaz de cerrar cualquier acuerdo hasta el extremo de que Podemos no ha reconocido la preeminencia aritmética del PSOE y ha presentado a su propio candidato, el catalán Xavier Domènech.

Si no hay variaciones en las próximas horas, habrá que concluir al menos tres cosas: primero, en esta legislatura PP y Ciudadanos sí están dispuestos a alcanzar acuerdos que modifiquen la situación de bloqueo en la que ha vivido la política española desde diciembre pasado. Segundo, el PSOE sigue siendo el eslabón más débil en cualquier tipo de pactos ya que la formación política que tiene a su izquierda lo único que pretende es su desaparición. Finalmente, Podemos sigue manteniendo la misma actitud que hizo fracasar la anterior legislatura y que consiste en aparentar ante la opinión pública muchas ganas de acuerdos con los socialistas pero en la práctica hacerlos descarrilar uno tras otro.

La llegada de Ana Pastor a la presidencia del Congreso si se cumplen todas las previsiones puede acabar teniendo consecuencias importantes para la confección de un nuevo gobierno, ya que facilita lo que se ha definido como un gobierno conservador pero renovado. Una exigencia de Rivera para apoyarlo y quién sabe si un movimiento para intentar la abstención del PSOE, una condición clave para salir del bloqueo actual. Un gobierno sin los exministros Wert y Soria, ahora sin Pastor y en el marco de la negociación sin Fernández Díaz, Cristóbal Montoro y Pedro Morenés permite una importante flexibilidad en los nombres. Y como de políticas tampoco se está hablando todo acabará necesitando unos mínimos índices temáticos que permitan justificar a unos y a otros que esta legislatura no puede ser un nuevo fracaso como la anterior. Eso sí, que nadie cuente, en el mejor de los casos, con una legislatura demasiado larga.