Se inicia este lunes la que va a ser la semana del trágala socialista y que concluirá previsiblemente el próximo domingo 23 con la reunión del comité federal del PSOE y la luz verde a la investidura de Mariano Rajoy. La gestora socialista que preside Javier Fernández ha hecho los deberes, minimizando al máximo los focos de resistencia de partidarios del exsecretario general Pedro Sánchez, apartado del cargo tras una batalla campal en el último comité federal,  y lo tiene todo a punto para una decisión que va a ser trascendente en la historia del partido. No tanto por pactar con el PP, algo que se hubiera podido explicar en otros momentos a la organización, sino por pactar con este PP.

El relato socialista puesto en valor desde el inicio de la Transición, muy basado en que eran la alternativa a la derecha, va a quedar hecho añicos. Pulverizado. Además, se produce en unos momentos en que Podemos espera recoger todo el voto de la izquierda y liderar la oposición en el Parlamento español. Muchos dirigentes socialistas saben que el paso que están a punto de dar es pan para hoy pero hambre para mañana, pero, al mismo tiempo, hay un enorme vértigo a una nueva cita con las urnas. El País, el diario que ha liderado desde el centro izquierda la opinión publicada para el acuerdo PP-PSOE y que también ha hecho de ariete para acabar con Sánchez, publicaba este domingo una nueva encuesta en la que situaba a Podemos por delante del PSOE, una hipótesis más que verosímil. Al menos, mucho más creíble que otro de los titulares, que aseguraba que los electores del PSOE creían que lo más conveniente era abstenerse en la investidura.

También se verá esta semana como se las componen PSOE y PSC en sus relaciones o si, por el contrario, se inicia un proceso de alejamiento entre las dos formaciones. Miquel Iceta ha apostado muy fuerte en su negativa a votar la investidura de Rajoy y no tiene margen para recular. El PSOE tampoco tiene margen para dejar volar libremente al PSC en una cuestión tan trascendental. Y se avecina que toda la fuerza de la que ha carecido la gestora hasta la fecha puede ser otra cosa si de lo que se trata es de pelearse con el PSC. Los socialistas catalanes son desde hace mucho tiempo un forúnculo que muchos barones desean extirpar. Y la amenaza de una federación catalana del PSOE puede volver a estar encima de la mesa.