Es muy probable que la negociación entre PSOE, Ciudadanos y Podemos para desplazar al Partido Popular y a Mariano Rajoy del gobierno de España esté atravesando su momento más crítico desde las elecciones del 20 de diciembre ya que tan solo los socialistas quieren ver en las mismas aun un rayo de esperanza. Pablo Iglesias en Barcelona y Albert Rivera en Madrid han dado por rotas las negociaciones si éstas, de una manera oficial, han empezado en algún momento. Los tres partidos se miran con recelo y aunque se pudieran poner de acuerdo en muchas cosas les sigue separando el tema territorial, que es tanto como decir el asunto catalán. ¿Hasta que punto hay mucho de marcar perfil político para ceder al final? Esta es la pregunta que aún se formulan con temor muchos dirigentes del PP que no las tienen todas consigo aunque lo cierto es que la formación morada ha dado por rotas las negociaciones y la naranja descarta que haya una nueva reunión a tres. Y mientras, el reloj va corriendo.

Aunque Pablo Iglesias insiste en que es el que más ha cedido en estos tres meses largos para llegar a un acuerdo, lo único cierto es que es el que más se ha movido. Una diferencia sustancial. Ya que empezar adjudicándose la vicepresidencia de un hipotético gobierno de izquierdas y renunciar después a ella no puede ser entendido exactamente como una cesión. No se puede renunciar a lo que no se tiene. Así, en otras cosas. Proponer a las bases del partido un referéndum sobre el apoyo al pacto PSOE-C's o bien el respaldo a un pacto para un gobierno de izquierdas (que el PSOE no quiere), es legítimo pero es enredar al personal. Si además se añade que si saliera la primera opción sería una enmienda a la totalidad a su proyecto político y tendría consecuencias inmediatas es todo un órdago a la militancia para que le de apoyo.

Situadas así las cosas y después de la entrevista de este viernes en el Palau de la Generalitat entre el president Carles Puigdemont y Pablo Iglesias, que a buen seguro no habrá entusiasmado a socialistas y ciudadanos por su reafirmación en el apoyo al referéndum de independencia, este fin de semana tendrá ya mucho más de preparación de elecciones que de negociación de gobierno. Iglesias se queda en la capital catalana y el presidente en funciones, Mariano Rajoy, también estará en Barcelona. No consta que se vaya a entrevistar con Puigdemont. Tampoco que lo haya pedido. La política, por lo que parece, ya no se hace hablando.