Jordi Sànchez y Jordi Cuixart cumplirán este martes un año de privación de libertad en la cárcel de Lledoners, en el Bages, donde se encuentran recluidos desde el pasado mes de julio tras pasar casi nueve meses en la prisión de Soto del Real, en Madrid. Es fácil recordarlos aquel 20 de septiembre del 2017 pidiendo a la multitud que se agolpaba frente a la Conselleria d'Economia de rambla Catalunya que se disolviera y regresara a su casa. Todas las apariciones públicas de los líderes de la ANC y Òmnium siempre estuvieron vinculadas a actos pacíficos y, sin embargo, llevan un año en prisión provisional. Una situación tan injusta que incluso Amnistía Internacional, a través del director adjunto de la organización para Europa, Fotis Filippou, ha señalado que no hay ninguna justificación para mantenerlos en prisión preventiva y ha insistido en su liberación inmediata.

Estamos lejos, muy lejos, de todo esto. Incluso hoy, en este triste día para la democracia que tendría que hacer enrojecer a los que siguen pensando que España es un Estado de derecho homologable a los países de su entorno, han sucedido cosas increíbles que bien pudieran ser ordenadas como la agenda del día de la distensión. Citaremos cuatro muy destacadas y que solo permiten una interpretación. De hecho, como la injusta prisión incondicional de los Jordis, por más que se quiera blanquear un atropello que el president Torra ha calificado de "secuestro del Estado español", por más que la tinta del papel de diario pretenda blanquear lo injustificable.

La última de hace muy pocas horas: el primer incumplimiento del gobierno Sánchez después de la reunión de la Comisión Bilateral de Infraestructuras. Era el primer encuentro tras once años de espera y el gobierno español discrepa sobre cómo pagar los 200 millones de la deuda prometidos para el 2019. Y era el final de una jornada con otros tres ejemplos sonoros de la muy repetida distensión del gobierno Sánchez. A través de La Razón hemos sabido que la fiscalía contempla el delito de rebelión para el major de los Mossos Josep Lluís Trapero, en consonancia con lo que piensa proponer la Fiscalía General del Estado contra los principales dirigentes políticos catalanes en prisión. A media mañana supimos que el juzgado de Instrucción número 2 de Manresa ve delito de desobediencia grave en el caso del concejal de Sant Joan de Vilatorrada Jordi Pesarrodona por no dejar acceder a la Guardia Civil al interior de un centro escolar durante la jornada del referéndum del 1 de octubre.

Y a primera hora de la tarde el TSJC informó que citaba en calidad de investigados el próximo día 6 al conseller de Interior, Miquel Buch, y a la expresidenta de l'Associació de Municipis per la Independència (AMI) Neus Lloveras, bajo la acusación de haber impulsado el referéndum entre los alcaldes. Cuatro noticias en un, oficialmente, clima de distensión, como repite el gobierno Sánchez.

Eso sí, el golpista y ex teniente coronel Antonio Tejero, a sus anchas en la celebración de los actos del 12 de octubre de la Guardia Civil en Rincón de la Victoria, en Málaga. Y los restos de Franco del Valle de los Caídos al centro de Madrid, a la catedral de la Almudena. En fin. Debe haber sido un mal día.