El PNV ya puede respirar tranquilo. Ha ganado por la mínima las elecciones al Parlamento vasco de este domingo y Bildu no ha realizado el esperado sorpasso. Pero el partido de Andoni Ortuzar ha sufrido como nunca para imponerse a la izquierda abertzale, después de una noche en la que el recuento situaba a veces por delante al abertzale Pello Otxandiano, y, en otras el debutante jeltzale Imanol Pedrales le alcanzaba hasta empatar a 27 escaños. Ese fue el resultado final, empate en escaños y victoria en votos del PNV, que deberá gestionar una legislatura más compleja de lo que parece ya que si no hay sorpresas, que no las habrá, conservará la lehendararitza gracias al anunciado pacto con el PSE, pero, de rebote, sus cinco votos en el Congreso de los Diputados valdrán algo menos. La nueva correlación de fuerzas en el Parlamento de Vitoria dará oxígeno a Pedro Sánchez.

Si el duelo PNV-Bildu se ha salvado con una victoria in extremis de los primeros, la tercera y la cuarta posición han sido para el PSE y el PP, que han mejorado sus resultados de hace cuatro años. Los socialistas suben a 12 asientos ―tenían 10― y el PP a siete, uno más. No son unas cifras para tirar cohetes pero Sánchez y Feijóo también han salvado los muebles ya que todo lo que no sea perder puntúa en positivo y rápidamente la política quedará instalada en la pantalla de las elecciones catalanas. Vox obtiene un escaño, revalidando el que ya tenía, y Sumar también logra un parlamentario. Un resultado, el de la formación de Yolanda Díaz, ridículo, pero que tiene el único aliciente de superar a Podemos, que no ha logrado ninguno.

La nueva correlación de fuerzas en el Parlamento de Vitoria dará oxígeno a Pedro Sánchez

El resultado electoral va a obligar al PNV a gestionar la próxima legislatura de manera diferente a la última ―se ha dejado en las urnas cuatro escaños― si quiere reconectar con su electorado. Hay un cierto enfado en el País Vasco con su política en áreas muy sensibles y el lehendakari Iñigo Urkullu ha dejado un lastre de político alejado de los problemas cotidianos de la gente. Si los peneuvistas no quieren perder los próximos comicios dentro de cuatro años han de ser capaces de recuperar una política de ilusión con los nuevos electores y las capas medias menores de 45 años.

Si eso no sucede, el desplazamiento del nacionalismo hacia Bildu y la capacidad de este último para hacer de aspirador de la izquierda española dejará en muy buena posición al partido que lidera Arnaldo Otegi para que el sorpasso sea una realidad. En clave nacional, destacar un hecho que ocupará pocas portadas: de los 75 escaños del parlamento de Vitoria, 54 se corresponden con partidos de estricta obediencia vasca. Los otros 21 se los repartes las otras cuatro formaciones. Eso quiere decir que suman el 72% de los escaños, superando ampliamente los dos tercios. También es una lección que ayuda a entender muchas cosas.