El referéndum de independencia tiene ya el triple consenso que necesitaba en Catalunya: institucional, político y asociativo. Y tiene también una mayoría social que desborda la que políticamente está a favor de la independencia. Esa es la principal conclusión de la reunión del Pacte Nacional pel Referèndum celebrada en el Parlament y de la foto transversal que ofrecía la amplia mesa rectangular en la que compartieron protagonismo el president Puigdemont y el vicepresident Junqueras, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

El salto político de la cumbre recoge a la perfección el objetivo de la misma para el Govern: pasar del Pacte Nacional pel Dret a Decidir impulsado en 2013 al Pacte Nacional pel Referèndum sin bajas sensibles de entidades o asociaciones y transmitir a la ciudadanía la impresión de que no había habido pérdidas significativas por el camino. Si se mira la foto de las dos reuniones las diferencias son tan mínimas que no aguantan casi ni el más mínimo titular.

Seguramente, un grupo tan plural y transversal de 86 personas permitía tantas explicaciones dentro de la reunión como las que después se escucharon públicamente al final de la misma. Tan repletas de matices que exigirán de mayores concreciones en los próximos días. Sin embargo, se equivocarán los que pretendan echar agua al vino de la reunión o rebajar el nivel de acuerdos alcanzados. Rebajar la relevancia del hecho que gente tan diversa sitúe el derecho a votar en el centro mismo de cualquier movimiento político en los próximos meses es la mejor respuesta al impulso que ha tomado el referéndum entre la ciudadanía de Catalunya.

El pacto nacional y con él el referéndum echa a andar. Es un gran impulso pero el camino no está despejado de obstáculos y habrá que ver si las costuras del traje aguantan cuando el Estado se oponga a cualquier negociación y acuerdo. El hecho de que hasta la CUP se preste a este ejercicio pretende ser un intento más para que una vez fracasado, el movimiento político que se agrupa en torno a Ada Colau acepte que se ha intentado y ha sido en vano. Sin embargo, la alcaldesa es amante de pocos compromisos y muy hábil a la hora de sacar el mayor provecho en circunstancias claramente adversas. Así, la soledad más absoluta en el Ayuntamiento de Barcelona a la hora de sacar adelante los presupuestos municipales por la mañana, la reconvirtió en una posición central en el debate del referéndum por la tarde. Pero esto también es la política: llevar el frame del relato allí donde tu posición es más fuerte.

Una última cosa importante: el día que el TC tumba la política exterior de la Generalitat, se adopta en la reunión del Parlament el acuerdo de impulsar una campaña internacional para obtener el apoyo más amplio posible para la celebración del referéndum. Aunque unos lo interpretarán como un desafío evidente, es obvio que no se pueden ganar batallas fuera si no puedes ni explicarte.