La bipresidencia catalana se ha puesto en marcha. La comparecencia pública de Carles Puigdemont y Quim Torra en un hotel de Berlín ante la prensa internacional solemniza el momento excepcional que vive Catalunya. En un hotel porque la delegación de la Generalitat en Berlín ha sido clausurada por el gobierno español, igual que todas las otras oficinas diplomáticas catalanas en el extranjero, con la excepción de Bruselas, que se mantuvo abierta tras el 155 aunque se cesó a su representante, Amadeu Atafaj. El president legítimo y el president electo. El president a restituir y el que ha tomado la custodia del cargo para sortear los problemas planteados por la justicia española. Este es el encuadre exacto de la situación política actual más allá de tuits y artículos escritos en el pasado por Torra y por los que ya ha pedido disculpas públicas en cuatro ocasiones.

Tanto Torra como Puigdemont utilizaron la potente plataforma internacional de la conferencia de prensa —además de los medios catalanes y españoles estaban la gran mayoría de medios alemanes, agencias internacionales y corresponsales de otros países en Berlín— para trasladar al gobierno español la presión de un encuentro inmediato con Mariano Rajoy en la Moncloa. Para el president electo, que aún no ha recibido la felicitación por su designación de Rajoy, según él mismo explicó a la prensa internacional, a partir del jueves puede ser la cita madrileña. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha apelado al diálogo. Después de muchos meses manteniendo el guion oficial de que era un asunto interno de España, ha hecho esta pequeña incorporación. A partir de ahora, cualquier retraso es achacable al gobierno del PP ya que Torra ha puesto en marcha el reloj.

Más allá de miedos de unos y temores de otros, la cita es obligada por parte del president electo. Ha superado la investidura con un programa y una voluntad explícita de ceñirse a tres fechas claves de la efervescencia política que ha vivido Catalunya en los últimos tiempos: 1 de octubre (referéndum), 27 de octubre (proclamación de la república en el Parlament) y 21 de diciembre (elecciones catalanas con mayoría independentista en el Parlament). No parece, por tanto, que con esta declaración de intenciones, presos políticos en la prisión —que define como "rehenes"— y exiliados en cuatro ciudades europeas, el diálogo para hablar de todo pueda dejar de priorizar la agenda independentista. Rajoy, por si acaso, se abrió a la reunión, "como con cualquier presidente autonómico".

Pero, sin concretar nada más. Será difícil que alargue mucho tiempo esta cita, que en su entorno ya hay quien la ve como la entrada en un avispero. Y, todo ello, con las noticias judiciales de los tribunales europeos respecto a las extradiciones que pueden irse conociendo en los próximos días. Muy interesante.