Celebradas las diferentes manifestaciones del 11 de Setembre con un éxito poco discutible de asistentes –la prensa internacional así lo reconoce de manera bastante unánime, mientras la de Madrid se enreda en querer contar si eran más o menos que en 2014 cuando todas las cifras ya han reconocido que salió menos gente– en una nueva señal del vigor movilizador del independentismo en Catalunya, se abre ahora la etapa más peliaguda y compleja de la hoja de ruta con que Junts pel Sí y la CUP conformaron la mayoría parlamentaria de 72 diputados.

Se podría decir que Carles Puigdemont y, obviamente, también Oriol Junqueras están ante el movimiento de piezas más importante de esta legislatura. En que, por un lado, se intenta llegar hasta el final del programa electoral y, por otro, se suspira por un acuerdo con el espacio político que aglutina Ada Colau y que permitiría ensanchar la base ciudadana de apoyo al procés. En esta línea va, seguramente, la propuesta de ofrecer nuevamente al gobierno español acordar un referéndum pese a que la propuesta esté condenada desde el principio al fracaso, ya que Mariano Rajoy ha dicho por activa y por pasiva que no aceptará nunca una consulta vinculante o no que afecte a la soberanía española. PSOE y Ciudadanos están en una posición idéntica.

La cuestión es, ¿se puede avanzar entonces? Y otra pregunta aún más difícil: ¿se quiere avanzar? Puigdemont y Junqueras han reiterado ampliamente este pasado domingo que sí. El primero durante un encuentro con los periodistas extranjeros desplazados a Barcelona para cubrir la Diada y el segundo en una amplia entrevista publicada también en este diario el domingo. En las próximas semanas, el Govern tendrá dos pistas de aterrizaje para explorar si puede sumar a los comunes: la moción de confianza y el posterior debate de Política General. En estos dos momentos deberá calendarizarse el final de legislatura más allá de lo declarado hasta la fecha por Puigdemont sobre su deseo de situar las elecciones constituyentes dentro de un año.

En Catalunya Ràdio, este lunes declaraba a Mònica Terribas que el referéndum, sin duda su principal opción en estos momentos, tiene que ser vinculante y con todas las garantías democráticas. Será interesante ver cómo hace compatibles estas dos necesidades, cómo las explica a la ciudadanía catalana y cómo consigue que a los 72 diputados a favor del referéndum se sumen los 11 diputados de Catalunya Sí que es Pot, que ensancharía por encima del 61% una hipotética aprobación de la consulta refrendaria por el Parlament. No es exagerado, por tanto, decir que al president Puigdemont se le acerca la hora de la verdad.