La presentación de los presupuestos de la Generalitat para el año 2017 y, como estaba previsto, la incorporación de una disposición adicional en el proyecto para que el Govern pueda llevar a cabo su compromiso de celebrar un referéndum en Catalunya el próximo año va a permitir calibrar el alcance real de la denominada Operación Diálogo puesta en marcha por la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría. Nadie duda que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no va a permitir el referéndum pero va a ser interesante ver si la respuesta sigue siendo exclusivamente una impugnación tras el correspondiente Consejo de Ministros de los viernes, como era hasta la fecha. También, cuándo se agenda la entrevista entre los dos vicepresidentes -Soraya y Junqueras- cuya fecha no ha trascendido y que podría celebrarse en cualquier momento.

En cualquier caso, el vicepresident Junqueras ha respondido con unos presupuestos que contemplan una mejora social evidente, cerrando el flanco de la izquierda de la mejor manera posible, más allá de la respuesta previsible de los partidos de la oposición. Sin embargo, todo el mundo sabe que construir discursos destructivos de unos presupuestos es relativamente fácil y tampoco es tan extraño que PP, C's, PSC y Catalunya Sí que es Pot lleguen a exponer, en ocasiones, argumentos similares desde posiciones ideológicas tan diferentes. La batalla de estos presupuestos no es esa ni para el Govern, ni para la CUP, ni para la oposición. La batalla real, la de fondo, la que permitirá continuar o no continuar el proceso, es si se garantiza o no la celebración del referéndum.

Puigdemont y Junqueras han cumplido su compromiso parlamentario que, utilizando sus palabras, era referéndum sí o sí, y la CUP, en este aspecto, tiene poco a reprocharles. Es cierto que es un primer compromiso, pero en los presupuestos difícilmente se puede ir, hoy por hoy, más allá. La partida de ajedrez va a desplazarse a la comisión organizadora del referéndum que, por encargo del president, dirige Junqueras. Siempre, en palabras de Puigdemont y que trasladará Junqueras a la vicepresidenta, manteniendo la voluntad de acuerdo con el Estado, que es firme, aunque hoy por hoy no recíproca, hasta el último momento. Es ahí donde se han de empezar a ver signos evidentes de que hay una intención real de celebrarlo ya que la maquinaria debe activarse, deben convocarse concursos administrativos y hay que mandar un mensaje a la comunidad internacional de que el tema está en la agenda del 2017. Esta va a ser la verdadera prueba de fuego.