Había que esperar al primer fin de semana de agosto para saber si se podrían salvar los muebles en este extraño verano del coronavirus, pero todo apunta a que no va a ser así. Las cifras de movimiento en el aeropuerto de El Prat están alrededor de un 60% menos de tráfico y tan importante como esto es que los aviones tampoco están llenos, oscilando entre el 40% de ocupación y el 75%, según compañías. La imagen del aeropuerto Josep Tarradellas este sábado era tremendamente desoladora e impropia de un primero de agosto.

En las carreteras catalanas tampoco ha habido las aglomeraciones habituales especialmente para los tres destinos que concentran más volumen de coches: la Costa Brava, la Costa Daurada y el Eix del Llobregat que lleva hasta la Cerdanya. Otro indicador relevante es que la gran mayoría de hoteles de playa tenían este sábado por la mañana habitaciones para poder reservar sin mayores problemas para este mismo fin de semana, una situación realmente inusual en temporadas anteriores.

Parece que de bastante poco han servido los millones invertidos por la Agència Catalana de Turisme de la Generalitat en lo que hace referencia a inserciones publicitarias en el extranjero —también en las televisiones privadas españolas—, que ha seguido, en general, los criterios de años anteriores, cuando ya se veía venir que el turismo este año iba a ser más local que nunca y que tenía poco sentido seguir apostando por el turismo internacional y que los mayores esfuerzos se tenían que poner en el turismo de proximidad. Teniendo en cuenta que es una de las campañas más importantes cada año, dada la importancia del turismo para Catalunya, alguien debería hacerse responsable de ello.