Primera lección. En política la palabra dada vale lo que vale y, con los tiempos que corren, cada vez vale menos.

Segunda lección. Lord Palmerston fue el primero que acuñó la siguiente frase: "Las naciones no tienen ni amigos ni enemigos permanentes, solo intereses permanentes".

Tercera lección. El catalanismo político se ha deslumbrado históricamente con el nacionalismo vasco. También han tenido una relación de amor-odio, donde encuentros y desencuentros han ido sembrando una distancia política entre ambos espacios de difícil reconducción desde hace mucho tiempo.

Cuarta lección: En la política española, el PNV ha demostrado que hoy por hoy, y perdonen la expresión, es el puto amo.

Ni la inhumana e injusta prisión provisional de una parte significativa del Govern cesado por Mariano Rajoy y también de varios líderes del independentismo, ni el exilio de la otra mitad del Ejecutivo catalán, ni el solemne compromiso de no aprobar los presupuestos del Estado si no se levantaba antes el artículo 155 que ha suspendido la autonomía catalana, ni una hemeroteca-fonoteca-videoteca a rebosar de declaraciones aparentemente sinceras durante estos meses han decantado al PNV hacia las posiciones del independentismo catalán. El PNV ha priorizado un acuerdo millonario para regar el territorio vasco. Le ha sacado la cartera a Rajoy y a Montoro y, hasta aquí nada que decir. En otras ocasiones lo ha hecho el nacionalismo catalán y le ha importado poco lo que pensara el PNV y el perjuicio que acabar teniendo por una negociación bilateral a sus espaldas.

Pero, al menos visto desde Catalunya, esta ocasión era diferente y ambos partidos estaban obligados a dejar de lado las viejas afrentas y rencillas. Por en medio hay presos políticos, un deambular de la extrema derecha como nunca se había visto antes en Catalunya, recortes de libertades y, sobre todo, la palabra dada cuando nadie le pidió al PNV unas declaraciones públicas tan contundentes. Mariano Rajoy ya tiene sus presupuestos en un año clave ya que es en el ecuador de la legislatura. De hecho, con este acuerdo político puede fácilmente completar los cuatro años correspondientes. En el otro lado, el del independentismo catalán, quizás sus dirigentes aprendan alguna de las cuatro lecciones del principio. El hecho de ser nuevos muchos de ellos no debería hacerles olvidar que la historia es cíclica y que casi todo pasó antes o volverá a pasar. Al tiempo.