Los Mossos d'Esquadra informaban este martes de un suceso que, por suerte, se ha saldado sin males mayores. Un grupo de jabalíes habían provocado la noche anterior un accidente de tráfico en la AP-7 a la altura de la comarca del Gironès. No había habido heridos, pero los bomberos habían tenido que atender a los conductores de un turismo y de un camión que habían chocado con los animales. Cinco jabalíes habían resultado muertos. No es la primera vez que se produce un accidente de tráfico de esta naturaleza, ya que cada vez acostumbra a ser más frecuente encontrarse estos animales fuera de su hábitat natural, en busca del alimento que no encuentran en los bosques donde siempre se habían refugiado y que hace años han ido progresivamente abandonando. Por ello son visibles en muchas ciudades de Catalunya no tan solo en las afueras, sino también en pleno casco urbano.

Esta noticia ha coincidido con otra que también afecta a los jabalíes. El Departament d'Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural ha declarado la emergencia cinegética en los macizos de les Gavarres y de Rocacorba. La decisión afecta a 38 municipios del Gironès, el Baix Empordà, el Pla de l'Estany y uno de la Garrotxa. En total, 87.841 hectáreas de masa boscosa con una alta densidad de jabalíes y donde la intensa sequía de este año ha provocado verdaderos estragos. Existe, además, una enorme preocupación porque se puedan propagar plagas animales. Según datos de 2019, en Catalunya había unos 200.000 jabalíes, una cifra que no ha sido actualizada, pero que, sin duda, habrá crecido de manera significativa.

Este fin de semana, un payés del Pirineo me explicaba con enfado e irritación la preocupación que, en su opinión, hay ahora en los despachos de Barcelona cuando ellos hace años que han venido denunciando el peligro que suponía permitir su propagación y no adoptar ninguna medida para controlar su incremento. No tenía ninguna duda de que se hubiera podido revertir tiempo atrás esta situación, pero recordaba que no hace tantos años era casi una diversión ver jabalíes en los contenedores y cómo se les llevaba comida. De aquella frivolidad e ignorancia vienen ahora buena parte de los males y cuando la situación ya se asemeja más a una plaga que se extiende por todas partes.

El accidente de la AP-7 ha tenido un final feliz más allá de los destrozos materiales. Pero no será siempre así, ya que los jabalíes no acostumbran a desplazarse de uno en uno y son animales pesados. Por ello, en un vehículo a una velocidad de circulación normal por la autopista y por la noche, el accidente está asegurado y el margen de reacción del conductor es muy pequeño. Lo iremos viendo en poco tiempo, ya que en estos momentos el control de su propagación es inexistente y estos animales necesitan hacer grandes desplazamientos para alimentarse. Hoy son 38 municipios catalanes, pero ello irá a mucho más y solo hace falta darse una vuelta por el territorio y conversar con los payeses para conocer cuál es su estado de ánimo mientras pierden cosechas y se sienten desamparados.