Francisco Pérez de los Cobos, magistrado del Tribunal Constitucional desde diciembre del 2010 y presidente del mismo desde 2013, acaba de declarar que la democracia no consiste en votar cuando uno quiera, en una especie de respuesta a la amplia voluntad de la sociedad catalana de votar en referéndum sobre su independencia. De los Cobos está de salida del cargo y ha dirigido las riendas del tribunal desde que empezó el proceso independentista. De orientación conservadora había incluso militado en el PP entre 2008 y 2011, una circunstancia que no le impidió mantener el cargo de presidente cuando se conoció a través de la prensa su pasado, porque el flamante presidente había ocultado la información. Se mantuvo en el cargo ya que en ningún sitio estaba escrito que no se podía militar en un partido y ser uno de los miembros del TC. Y sobre la mentira, se cubrió un tupido velo ya que ni PP ni PSOE quisieron más ruido del necesario.

Ahora De los Cobos asegura que la democracia no consiste en votar cuando uno quiera. ¿Y cuando muchos quieren, tampoco? ¿Y cuando una amplia mayoría quiere? ¿Cuántos tienen que ser los que deseen votar para que entonces sí sea democrático? En países donde la democracia directa funciona mucho más que en estas latitudes, como por ejemplo Suiza, los referéndums están a la orden del día y se hacen una media de seis al año. Nadie cuestiona la democracia suiza. Sería una estupidez. El presidente del TC puede hacer una lectura todo lo restrictiva que quiera de la democracia siguiendo la estela de lo que el TC ha hecho de la Constitución española, pero no deja de ser un punto de vista timorato de como las leyes tienen que estar siempre a punto para recoger las nuevas realidades.

No es extraño que en España, con la actitud del presidente del TC, la demanda catalana no haya sido ni escuchada, ni negociada, ni dialogada. Hubiera sido casi un salto al vacío. Mientras, en otras latitudes, como en Escocia, se realizó el primer referéndum en septiembre del 2014 y el gobierno de Nicola Sturgeon ya ha hecho saber que su intención es celebrarlo en octubre del año que viene. Londres no se ha pronunciado pero ya empieza a preparar el memorándum. Deben ser muy raros.