Hace tiempo que Ciudadanos decidió que la mejor manera de rentabilizar el proceso independentista que se está llevando a cabo en Catalunya tendría dos ejes: la exageración de la división de la sociedad fruto de la polarización que produce un debate de esta naturaleza y la invención de que el independentismo catalán era violento.

No ha conseguido que ninguna de sus dos líneas argumentales cuajen en Catalunya. Sobre todo la segunda. Pero los medios que ha puesto para ello han sido importantes. Incluidos la exageración y la mentira. Está suficientemente documentado que la violencia en Catalunya solo ha venido del espacio unionista y que de una manera exponencialmente muy destacada se ha llevado a cabo a partir del 1 de octubre con una impunidad peligrosa de determinados miembros de los cuerpos de seguridad del Estado. 

En esta vorágine de noticias exageradas o falsas este sábado se ha producido un salto cualitativo de la dirección de Ciudadanos al divulgar una agresión a una mujer en el parque de la Ciutadella, concederle valor político y vincularla a la retirada de lazos amarillos. El hecho de que inicialmente Rivera y Arrimadas en los primeros instantes creyeran que la noticia era verdad puede ser fruto de un error. Pero cuando 24 horas después en su cuenta de redes sociales no se ha corregido no es un error. Es un deseo premeditado de propagar una versión errónea de la realidad. Después vienen los medios de comunicación españoles que se retroalimentan de esa mentira.

No es extraño que esta actitud obscena de la realidad luego se dé de bruces con otros filtros que no son los españoles. Y que haya tal alboroto con la citación de Llarena en Bruselas el próximo día 4.

No todo vale por un puñado de votos.