Observo con interés –y también con una cierta curiosidad, por qué no decirlo– la súbita contención dialéctica del gobierno español en las últimas semanas con la situación política en Catalunya, sólo rota por la irrupción contundente del ministro de Hacienda plagiando el impuesto que sobre bebidas azucaradas había incorporado el vicepresident Oriol Junqueras a los presupuestos de la Generalitat y que Cristóbal Montoro quiere apropiarse. De hecho, ha sido tal la judicialización de la vida política catalana que ha practicado el gobierno de Mariano Rajoy en los últimos cuatro años y que afecta a cientos de procesos judiciales o administrativos, que el actual receso acaba siendo hasta llamativo. Quizás sea esta la Operación Diálogo que ha propuesto la vicepresidenta Santamaría: dar un descanso a los abogados del Estado en la imparable cadena de recursos al Tribunal Constitucional.

Porque ya sabemos que la palabra diálogo no va a ser negociación. Ni el final del diálogo va a comportar una actitud diferente en el referéndum como demandan el 80% de los catalanes. A este porcentaje, el diario La Razón contraponía este domingo una cifra idéntica de españoles en contra de su celebración. Habrá, por tanto, que seguir hablando. El jueves, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, muchos periodistas se preguntaban qué habrían hablado SSS y Junqueras cuando se saludaron, en presencia de Montoro. ¿Quizás una propuesta? No, diálogo. ¿Sobre los presupuestos de la Generalitat y la partida del referéndum? No. Sobre Gabriel Rufián y su origen paterno de Jaén, en concreto de La Bobadilla, una entidad local del municipio de Alcaudete. Y la coincidencia con Montoro, jienense de Cambil, a unos 90 kilómetros. Junqueras defendió la importancia de su diputado, Soraya la del suyo y Jaén como nexo de la conversación. Operación Diálogo.

En esta estrategia se nos anuncia como inminente un gesto del gobierno español con la lengua catalana. ¿Quizás dejar de dinamitar la inmersión lingüística? ¿La aceptación del modelo escolar de Catalunya? ¿Acabar con la persecución judicial del sistema educativo y la preeminencia del catalán? ¿La obligatoriedad del catalán en la Administración de Justicia? ¿Que Catalunya tenga delegación permanente en la Unesco? La Operación Diálogo ha abierto una nueva carpeta: los gestos. Estaremos muy pendientes.