La adhesión del Futbol Club Barcelona al Pacte Nacional pel Referèndum ha desatado una ola de indignación en las formaciones unionistas y en los principales partidos españoles, que han acusado a la entidad de mezclar política con deporte y de olvidarse de la pluralidad ideológica de sus socios. Es obvio que en el Barça, como corresponde a una entidad de más de 100.000 abonados, conviven ideologías muy diversas y que en el club todas tienen cabida, como así ha sido desde su fundación; no solo, como algunos quieren hacer ver ahora, las que están a favor del referéndum.

Esta no es la cuestión, ni ha sido nunca el debate en el Futbol Club Barcelona. Una entidad que no está de más señalar que es propiedad exclusiva de sus socios, cosa que, por cierto, sucede en muy pocos clubs europeos de esta dimensión. Un club donde las elecciones son tan abiertas que un huracán de aire renovador capitaneado por Jan Laporta acabó en 2003 con la continuidad de directivas que llevaban décadas al frente del club. Después vinieron presidentes de signo contrario, como Sandro Rossell y el actual, Josep Maria Bartomeu. Siempre ha habido varios candidatos y el club no ha podido ser considerado nunca propiedad de una única persona. Ni en los momentos de mayor personalismo en la presidencia.

Solo desde la ignorancia de lo que es y representa el Barça se puede reprochar a la directiva su posicionamiento. El Barça es, en muchos aspectos, una foto muy real de Catalunya. Hay encuestas de lo que piensan los socios al respecto y, con la excusa de pluralidad ideológica de los miembros de la entidad, no era aceptable que una minoría impusiera la voluntad a una mayoría. El Futbol Club Barcelona es más que un club y eso lo hace ser una entidad catalanista y de servicio activo al país. Por ello ha sufrido represalias de las autoridades españolas a lo largo de su historia, se quiso castellanizar su nombre y la dictadura del general Franco hizo eliminar las cuatro barras de la bandera catalana de su escudo.

No es el Barça cualquier cosa y claro que se ha implicado en iniciativas diversas, como la reivindicación de un Estatut d'Autonomia en 1977, o ha llevado a Unicef en su camiseta. Más allá de Messi, Neymar y Suárez y el resto de jugadores que están en el terreno de juego, el Barça es también un compromiso con una idea de país. ¿A quién puede sorprender esto? Y los barcelonistas, la inmensa mayoría, sean de uno u otro de los ismos que siempre han dividido el club, se sienten hoy representados por la decisión de su directiva.

Al final, no debemos aceptar como verdadero que pedir un referéndum sea situarse fuera de la ley. Las urnas y los procesos democráticos siempre serán sinónimo de libertad.