Ha bastado un ligero movimiento del PSOE y de C's para que el ambiente de pesimismo hacia unas nuevas elecciones se haya instalado en la política española. Y eso que tanto los socialistas como la formación naranja no han hecho nada tan alejado de lo que habían venido anunciando por más que la insistencia de los medios de comunicación capitalinos se haya resistido a entenderlo. Pedro Sánchez reafirmándose en el 'no' a Mariano Rajoy que sacó adelante en la reunión del comité federal del pasado sábado y Albert Rivera imponiendo este miércoles a su ejecutiva el 'no' en la primera votación al presidente en funciones y la abstención en la segunda. Es esa abstención la que finalmente acaba descuadrando a día de hoy los números que habían hecho los populares, que partían de una mayor generosidad de Ciudadanos y habían sumado apresuradamente los 32 diputados naranja a los 137 del Partido Popular. O sea, en total 169 parlamentarios, muy cerca de los 176 necesarios para la investidura.

Pero este castillo de naipes cayó abruptamente durante la mañana de este miércoles. 137 parlamentarios eran eso, tan solo 137. Y había que empezar de nuevo a contar. El rostro de Mariano Rajoy en su comparecencia pública tras reunirse con Pedro Sánchez lo evidenciaba. Los números volvían a no cuadrar. Como el pasado mes de enero, febrero, marzo y abril, en lo que acabó desembocando en las elecciones del pasado 26 de junio. Por primera vez, de los labios del presidente del gobierno en funciones salió que igual sí que los números no acababan cuadrando y no habría más remedio que ir a unas terceras elecciones.

Lo más sorprendente es que Rajoy sigue sin hacer nada para seducir a sus adversarios. Lo que define como programa de gobierno es un mero compendio administrativo entre lo que Europa demanda y la gestión diaria de las cosas cotidianas. Muy poco para atraer a Rivera o a Sánchez. Obviamente, nada de política con mayúsculas. Aunque faltan semanas para que se desenrede el entuerto, quién sabe si no nos acabaremos encontrando con una prolongación del bloqueo. De ser así, las apuestas en el Madrid funcionarial y más preocupado por las vacaciones que por el gobierno ya especulan con una investidura de Rajoy, esta vez sí, en los primeros días de agosto. Con el objetivo de meter presión a sus rivales, a diferencia de la ocasión anterior en que cedió la iniciativa a la oposición. El calendario empezaría a contar a partir de ese día (se especula con el 2, martes) tanto para el desbloqueo de la situación o para unas nuevas elecciones, que ya empiezan a tener incluso una fecha en el horizonte: domingo 27 de noviembre. Ciertamente, el día de la marmota.