El referéndum de independencia es la única solución viable. Estas palabras no son de un dirigente independentista catalán sino del máximo dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, ante un cualificado y numeroso grupo de representantes diplomáticos de una cuarentena de embajadas acreditadas en Madrid. Embajadores europeos del Reino Unido, Suiza, Serbia, Países Bajos, Grecia, Dinamarca, Chipre y Eslovenia, entre otros, así como representantes de diferentes países de América Latina escucharon de Iglesias un discurso que hasta la fecha solo habían hecho en Madrid Carles Puigdemont, miembros del Govern o dirigentes de Esquerra y del PDECAT y que el Gobierno español se ha cuidado mucho de impedir que llegara a las cancillerías internacionales. Iglesias se ha saltado este filtro y ha contribuido así a situarlo con nitidez en la foto de las embajadas acreditadas en Madrid.

Si Puigdemont había defendido hace muy pocas semanas, en un desayuno informativo, el referéndum de autodeterminación y su voluntad de pactarlo con el Estado, Iglesias lo defendió a capa y espada desde posiciones políticas diferentes, ya que dijo que su partido, llegado el caso, haría campaña en contra y defendería un nuevo encaje de Catalunya en España. La influyente revista norteamericana Politico al exponer, hace muy pocos días, las previsiones informativas en diferentes lugares del mundo había marcado en rojo el mes de septiembre. La fecha, dice, en que los catalanes quieren hacer un referéndum de independencia.

Para nadie es un secreto que la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, si se acaba produciendo, como parece probable, va a despejar de obstáculos el camino del Govern hacia el referéndum. También hay que ver si hay alguna variación en la posición política del Ejecutivo español ahora que se ha pasado de un gobierno en funciones a otro con todas sus atribuciones. Aunque ha habido declaraciones de voluntad de diálogo siempre se han circunscrito, en todo caso, a cuestiones que nada tienen que ver con el referéndum y que tampoco se han sabido concretar.

No deja de llamar la atención que sin horizonte electoral a la vista en España, Iglesias haya retomado un discurso de mayor proximidad con los sectores de su espacio político defensores en Catalunya del referéndum. Es, sin duda, una posición inteligente y que da a los comunes una transversalidad política a la que el actual PSC ha renunciado pese a que en el pasado sí defendió el referéndum acordado. La clave sigue siendo, no obstante, qué acabarán haciendo si el Estado no lo autoriza y con quién se alinearán. En la respuesta a esta pregunta de una u otra manera, están buena parte de las incertidumbres de la política catalana, española y, en parte, también europea.