Historiadores que respeto de ideologías diversas, también independentistas, y asociaciones nada sospechosas de lucha antifranquista han dado su apoyo estas últimas semanas a la decisión de la alcaldesa Ada Colau de instalar en el Born estatuas del dictador Francisco Franco. Entre los argumentos más repetidos está que "rememorar todo aquello es una iniciativa excelente"  e incluso la Amical de Mauthausen ha afirmado que los temas de la dictadura y de los fascismos se tienen que explicar y hacer públicos y es lo que se hace con esta muestra. Acabo con el profesor Solé i Sabaté, uno de los grandes especialistas catalanes en franquismo, que ha asegurado que todas las exposiciones de crítica a la opresión le parecen aceptables.

Son, todas ellas, opiniones rigurosas y académicamente correctas pero de las que discrepo sustancialmente por dos motivos: el espacio escogido en ningún caso debía ser el Born y desde que se conoció la noticia que desprende toda ella un hedor populista, que no podrá ocultar una realidad incuestionable: en España no se ha hecho bastante por las víctimas del franquismo. Y esos dos motivos me parecen más que suficientes para plantear de una manera diferente la exposición y para haber escogido otro sitio menos controvertido. Sobre todo, porque traslada la idea de que el equipo de gobierno de Ada Colau ha querido desde el primer momento justificar una posición muy discutible alegando que en otros países se había hecho –cuando la realidad española en materia de memoria histórica es muy singular– y así tratar de obviar su ubicación en el Born.

De todas maneras, ahora que la exposición ya es un hecho –controvertido, pero un hecho al fin y al cabo– hay que esperar que el Ayuntamiento de Barcelona no se limite a una exposición puntual –como fue la retirada, eso sí con mucho ruido mediático, del busto del rey emérito Juan Carlos I, que presidía el salón de plenos– y promueva iniciativas de mayor calado en lo que respecta a la memoria histórica. En este sentido, la proposición de ley que pretende anular los juicios sumarísimos del franquismo y que se debatirá próximamente en el Parlament y que cuenta con el apoyo de Junts pel Sí, Catalunya Sí que es Pot y la CUP avanza mucho más en la recuperación histórica que cualquier exposición. Por legítima que sea.