Àngel Ros, presidente del PSC y alcalde de Lleida durante los últimos 14 años, será el embajador de España en Andorra una vez las autoridades del país pirenaico le han dado el correspondiente plácet diplomático y el Consejo de Ministros proceda a su designación, seguramente este viernes.

Ros, entre acusaciones de nepotismo, encuentra así refugio en un cargo del gobierno español después de que hubiera expresado su voluntad de dejar la Paeria, a unos meses de las elecciones municipales y con múltiples frentes abiertos que amenazaban seriamente la alcaldía. No ha podido ser un cargo en Madrid, una secretaría de Estado o una empresa pública como era su deseo, pero, en cambio, tendrá pasaporte diplomático y trabajo a un centenar de kilómetros de Lleida.

La larga trayectoria política de Ros queda muy marcada por sus últimos años, en que ha protagonizado tres conflictos importantes. El primero fue una denuncia de su histórica número dos y que afectó a la gestión en el Ayuntamiento sobre sus gastos personales. El caso estuvo dos años abierto en la fiscalía anticorrupción y finalmente se archivó. En ese tiempo también, el alcalde fue modulando sus posiciones políticas y de ser partidario del derecho a decidir y formar parte del sector más catalanista del PSC acabó renegando del mismo y cerrando pactos con Ciudadanos.

El segundo incidente tuvo que ver con la jornada del referéndum del 1 de octubre, en que aseguró que el comportamiento policial era proporcionado. La avalancha de críticas le obligó a corregir las declaraciones horas más tarde.

El tercer conflicto estalló a raíz del pacto al que llegaron PSC, Ciudadanos y PP en julio de 2015 para aprobar el cartapacio municipal y que contemplaba, entre otras cosas, una modificación del reglamento de usos lingüísticos para igualar catalán y castellano como lengua de uso preferente en la Paeria. Hasta aquella fecha solo lo era el catalán. Aquel acuerdo le aseguró el gobierno municipal a Ros, pero, como ahora se ha visto, supuso su definitivo declive político. 

Su amigo Josep Borrell, que es de la Pobla de Segur, le ha evitado el mal trago de una derrota electoral con un exilio dorado en Andorra.