Por más que el Gobierno español lo intente, no conseguirá pasar el típex por las preocupantes declaraciones en televisión del exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, afirmando que durante su etapa en el Ministerio (2011-2015) se había presionado a numerosos Estados para que se posicionaran en contra de la independencia de Catalunya. Y que, por el camino, como es lógico, se habían comprometido numerosos favores a terceros países para que se alinearan con la posición del Ejecutivo español.

Como cuando uno despliega un gran puzle, solo hace falta tiempo, paciencia y dedicación para que las piezas vayan encajando lentamente en su sitio. La gran madeja ya tiene diferentes ramificaciones. De la policial es la que más sabemos, gracias sobre todo al lío de comisarios que se produjo en el Ministerio del Interior y que acabó con importantes confesiones del excomisario Villarejo en sede judicial, las grabaciones de las conversaciones entre el ministro Jorge Fernández Díaz y el exdirector de la Oficina Antifrau Daniel De Alfonso, intentando fabricar pruebas que involucraran a los líderes independentistas, y diferentes informaciones que afectan al anterior director adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino.

De la actuación del Ministerio de Exteriores había hasta la fecha solo la constatación de cómo se habían movido embajadores y cónsules para impedir actos en el extranjero centrados en el procés o en la independencia de Catalunya o simplemente conferencias de intelectuales o escritores favorables a la misma. Ahora sabemos más: cómo se recomendó encarecidamente a autoridades comunitarias que no recibieran al presidente de la Generalitat o cómo se tumbaron declaraciones de comisarios de la CE o de Estados a partir de presiones, de chantajes o de intercambio de favores. Margallo ha abierto la veda y si el PSOE y Ciudadanos no lo impiden deberá comparecer en el Congreso de los Diputados después de que Esquerra Republicana y el PDeCAT lo hayan solicitado.

Jorge Fernández (Interior), José Manuel García-Margallo (Exteriores) y Cristóbal Montoro (Hacienda) formaron bajo la batuta de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaria y con la presencia regular del secretario general de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, el quinteto por cuyas manos pasó prácticamente todo lo que se ha autorizado para actuar contra el independentismo catalán. Y Margallo, necesitado de cariño y de reconocimiento una vez fue apartado abruptamente por Rajoy de Exteriores, ha empezado a hablar.