El pasado viernes el ministro portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, antes de aconsejarnos que fuéramos a la ópera, leyéramos libros y condujéramos con cuidado en las carreteras durante estas vacaciones, dedicó su tiempo a repetirnos una y otra vez que el Gobierno español estaba empeñado en que no se distrajera ni un euro de los presupuestos del Govern para el referéndum del 1 de octubre. Por ello, el Gobierno español había adoptado toda una serie de medidas intervencionistas, que pasaban por reclamar a la Generalitat informes semanales del interventor de cada conselleria certificando que el acuerdo ministerial se cumplía a rajatabla; si no era así, se suspendería el FLA. "No estamos dispuestos a que se detraiga de la sanidad, ni de la educación ni un solo euro", dijo, con este aire que tiene un punto de teatral, como buen aficionado del mismo que se proclama, y con la apariencia afable y tranquila que utiliza Méndez de Vigo para rebajar la gravedad de todos sus anuncios. Al acabar y ya en los pasillos, se filtró que el equipo de técnicos que tiene el Gobierno español habría localizado una partida de la Generalitat de 6.000 euros que se habría desviado hacia el referéndum del 1 de octubre.

¡Ay el despilfarro! Cuántas cosas se podrían hacer si las administraciones vigilaran más sus gastos. Este fin de semana, sin ir más lejos, hemos conocido dos y no precisamente de menor cuantía. Un total de 66.000 euros costará al Congreso de los Diputados -o sea, a todos- el cuadro del presidente de la cámara entre 2011 y 2015, Jesús Posada, que colgará en la galería donde están todos los retratos. En espera está el del socialista Patxi López, que aunque solo fue presidente seis meses también tendrá el suyo, siguiendo la tradición. Como lo tuvo en 2011 el socialista José Bono, y que ascendió a 82.600. Solo hubo un presidente que rebajó el presupuesto y fue Manuel Marín, que optó por una fotografía que costó unos 25.000 euros. Posada tiene su retrato y quien se atreva a afirmar que es un derroche innecesario está condenado a unos cuantos azotes dialécticos. Valdrá la tradición: siempre se ha hecho así.

Una cantidad similar a la del cuadro, 73.000 euros, es lo que se ha gastado el Gobierno español en aquella peregrinación militar a Lourdes de la que tuvimos noticias gracias al vídeo que se hizo viral y en el que aparecían decenas de militares bailando la conga a los compases de la canción de Manolo Escobar, Viva España. Conocimos el vídeo porque la Asociación Unificada de Guardias Civiles se quejó al Ministerio del Interior, diciendo que lo que necesitaban eran más medios materiales y menos viajes al santuario católico. No sé qué debe de pensar de este despilfarro Méndez de Vigo, pero supongo que en su imaginario de cosas que se pueden hacer y cosas que están mal hechas, hay una explicación justificativa y razonada para el cuadro y el viaje a Lourdes. Entre otros motivos, porque siempre ha sido así. Y hacerlo así es toda una manera de hacer política.