Uno, como periodista, puede cometer estos días un error terrible: tratar de analizar concienzudamente datos y más datos facilitados por las administraciones y mirar de extraer consecuencias más o menos definitivas sobre la evolución del coronavirus y su implacable expansión. Así, venimos informando, todos sin excepción, sobre los muertos del día y el cómputo total desde que se inició la pandemia, los infectados del día y a cuántos asciende la cada vez más escalofriante cifra, y buscamos entre los que han superado la enfermedad una noticia positiva que explicar en medio del drama que suponen los fríos comunicados oficiales que se remiten por e-mail a las redacciones o son colgados en las webs de las administraciones.

Hay comparecencias por televisión a todas horas, pero, reconozcámoslo, información y mínima perspectiva de lo que sucederá en las próximas semanas tenemos poca, muy poca. Hay comunicación más que información, ya que, para que haya lo segundo, los periodistas tendrían que poder hacer su trabajo en condiciones normales, y todo, hoy en día, transita en medio de una aparentemente duradera excepcionalidad. 

Se cumplen este jueves veinte días de la comparecencia de Pedro Sánchez en televisión anunciando un confinamiento parcial de la ciudadanía y de la aprobación del decreto de alarma durante quince días. Una recomendación insuficiente, como se vería días después, con el confinamiento total de toda la población excepto de los servicios básicos anunciado el pasado día 28. Y ya se nos empieza a filtrar que la semana que viene el Gobierno procederá a prorrogar este plazo hasta, al menos, seguramente, el día 27 de abril.

En la comunidad científica tampoco están seguros de que sea el último calendario y muchos expertos apuntan a un levantamiento progresivo de la actual situación durante el mes de mayo, quedando confinadas personas de mayor riesgo hasta junio. "Mirad Italia, que va 20 días por delante de nosotros y estamos haciendo prácticamente lo mismo que ella, incluso cometiendo sus errores", me insiste gente que sabe de ello justo en el momento en que se está produciendo un repunte de víctimas después del primer pico.

Hay preocupación, lógicamente, ya que, lamentablemente, noticias buenas, lo que se dicen buenas, hoy por hoy, no hay.