Se cumple este viernes un año de prisión provisional ininterrumpida del vicepresident Oriol Junqueras y del conseller Quim Forn. El de los líderes sociales Jordi Cuixart y Jordi Sànchez ya hace unas semanas que se cumplió. Los otros cuatro miembros del Govern destituido por Mariano Rajoy y la expresidenta del Parlament Carme Forcadell acumulan bastante más de 200 días de privación provisional de libertad. Para justamente este viernes, la Fiscalía General del Estado ha anunciado la presentación del escrito de acusación contra los nueve presos políticos y también los otros nueve políticos procesados en libertad. Debe ser la peculiar manera que tiene el Estado de acentuar los aniversarios en un día también señalado en el calendario como es el Día de Difuntos.

El escrito de la fiscalía será extraordinariamente duro, algo que a estas alturas no debe sorprender a nadie, porque su presentación ha sido convenientemente preparada, anunciada y también filtrada por todos los conductos oficiales y oficiosos para que nadie se llame a engaño. Pese a ello, el mazazo cuando se conozcan dentro de unas horas será importante y habrá seguramente un punto de inflexión en las instituciones y en la calle. La relación con el PSOE puede empezar a darse por amortizada. El ejecutivo socialista no ha hecho uso de sus atribuciones excepcionales que quedan recogidas en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal y que hubieran podido alterar las graves acusaciones. Igualmente, la fiscal general tampoco ha hecho uso de sus atribuciones para modificar las decisiones de los fiscales del caso. Máxima independencia y mínima justicia. Las cartas están encima de la mesa. Estas son las reglas de juego.

También se ha filtrado que la Abogacía del Estado, personada en la causa del Tribunal Supremo del 1-O y, esta sí, totalmente dependiente del Gobierno, iba a pedir un grado menos, sedición. Con lo que una hipotética condena podía bajar de los veinte años a los catorce. Va a ser este movimiento el que va a llevar el sello del de gesto Pedro Sánchez. Aunque va a recibir críticas y ataques del PP y de Ciudadanos, el presidente del Gobierno ha optado, en la práctica, por quedarse en el bloque del 155. Obras son amores y no buenas razones.

Los gobiernos españoles se vienen equivocando desde hace muchos años con la respuesta, siempre pacífica pero cada vez más contundente. Es bueno que nadie se llame a engaño: no hace falta tener una bola de cristal para saber que los juicios serán un punto de inflexión.