El anuncio de la ministra de Sanidad, Carolina Darias San Sebastián, en un programa de televisión, de que se iba a poner una cuarta dosis de la vacuna de la covid en otoño "para toda la población" y el desmentido pocas después, desde el mismo Ministerio, de que solo se iba a realizar con las personas de más de 80 años, demuestra en grado máximo el nivel de incompetencia de algunos responsables políticos. No es que se haya producido un error en una comunicación pública de la ministra, que ya sería grave, sino que de algo tan sencillo como saber si se iba o no a poner la cuarta dosis de la vacuna no tenía ni la más remota idea o, siendo benevolentes, se había avanzado a una decisión que, por lo que sea, no se puede aún anunciar. Hace tiempo que sostengo que este gobierno de Pedro Sánchez, que lleva alrededor de un año y medio en sus respectivas carteras, es de una insolvencia poco discutible.

Solo hay que ver, por ejemplo, al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, un absoluto desconocido que solo ha saltado a la luz pública por su manifiesta incompetencia en la gestión de la crisis del norte de África y el grave conflicto con Argelia, que le ha tildado de pirómano, pseudoministro, grotesco fulano o ministro amateur. Otro ejemplo sería la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, que después de anunciarnos a bombo y platillo hace 48 horas la bajada de la luz por la denominada "excepción ibérica", uno de los logros que más ha vendido el Gobierno, ha vuelto a subir por segundo día consecutivo sin que se sepa dar desde el Ministerio una información correcta. Podríamos seguir con algunos otros pero sería un ejercicio absurdo de redundancia.

¿Cómo se puede primero anunciar la cuarta dosis para toda la población y rectificar después siendo un ministro el protagonista del ridículo? No pasa nada, se resta importancia y a por el siguiente capítulo. La Wikipedia recoge que Darias es licenciada en Derecho por la Universidad de La Laguna y de cuando fue nombrada hay dos artículos que hoy serían, cuando menos, discutibles. Llevan por título "Una ministra sobradamente preparada" y el otro un titular similar: "Una alta funcionaria experta en dialogar". De su paso anterior por el ministerio de Política Territorial y Administraciones Públicas no se recuerda nada significativo para poner en su currículum, más allá de que participó en aquella reunión de la nonata mesa de diálogo entre Catalunya y España cuando Quim Torra era president de la Generalitat.

Todo apunta a que tras el fracaso del PSOE en las elecciones andaluzas de este domingo, Pedro Sánchez llevará a cabo una profunda remodelación de su gobierno antes de las vacaciones de verano. La idea sería retomar un mínimo de pulso político del Ejecutivo y enviar algunos ministros a las elecciones municipales y autonómicas de mayo del próximo año. No lo tendrá fácil Sánchez, ya que si ha habido un gabinete repleto de mediocridades ha sido este. No han dado una a derechas, se han movido sin rumbo político alguno y han puesto a la izquierda a los pies de los caballos haciendo posible que en España pueda haber un gobierno de PP y Vox. La esperada ayuda de los fondos europeos, el maná que iba a salvar a España, está, en parte, aún pendiente de adjudicar, en buena medida por incompetencia. Y también la nueva crisis económica ya está aquí y la elevada inflación y la subida de la prima de riesgo ya ha puesto en alerta al Banco Central Europeo, un clásico en países como España, donde aún no se ha salido de la última crisis cuando la nueva ya llama a la puerta.