La elección de Inés Arrimadas como presidenta de Ciudadanos durante este fin de semana, con casi el 77% de los votos, frente al candidato crítico Francisco Igea, que obtuvo el 22,3%, supone, en la práctica, un cambio de personas al frente de la formación naranja, pero, al mismo tiempo, la confirmación de la apuesta más derechista. Cs apuesta como línea estratégica por pactar con el PP y Vox y olvidarse de cualquier acuerdo con el PSOE. Renuncia así a comportarse como un partido bisagra en la política española, capaz de pactar a derecha e izquierda, para, seguramente, pactar con el PP las mejores condiciones posibles para una futura absorción.

De hecho, Ciudadanos ya ha iniciado este proceso de autodisolución en las candidaturas para las elecciones en el País Vasco y en Galicia. En el primer caso, desplazando al moderado Alfonso Alonso y conformando una coalición con el PP, con un candidato tan derechista como Carlos Iturgaiz, que solo persigue robar votos a Vox, ya que es evidente que no habrá votos del nacionalismo moderado o del PSOE capaces de transitar hacia la alianza electoral de derechas. En Galicia, el presidente Alberto Núñez Feijóo literalmente vetó cualquier coalición con los naranja y los arrastró a presentarse en solitario y, por ahora, ningún sondeo le otorga diputado alguno.

Sin embargo, con una elección como presidenta del partido tan reciente, donde realmente se jugará el pan Arrimadas será en las próximas elecciones catalanas, en una fecha aún por concretar, pero que serán, con seguridad, los siguientes comicios que se celebrarán en España. Descartado absolutamente que repitan el resultado de diciembre de 2017, donde fueron el partido ganador de los comicios tras una confluencia irrepetible en que buena parte del voto unionista se concentró en Arrimadas, ahora los pronósticos los sitúan en el furgón de cola del nuevo mapa electoral catalán. 

Con Arrimadas en Madrid, una candidata con escaso perfil político como Lorena Roldán y la política de la crispación como única bandera, ciertamente, son atributos insuficientes no solo para ganar sino incluso para seguir a flote.