Aunque pueda parecer un contrasentido, los políticos de Ciudadanos no hacen política sino que hacen espectáculos, performances. Hacen de actores y actrices, siempre enfadados e irritados, sin una idea política positiva. Han venido a la vida pública a jugar a la contra. A destruir. En Catalunya, la lengua y la convivencia. La política española, justo los empieza a conocer ahora; en Catalunya, son unos viejos conocidos. Solo la concordancia de los partidos unionistas para tumbar al independentismo al precio que fuera le dio a Inés Arrimadas la victoria electoral el 21-D. En el Parlament se marchita su carrera política y sabe que el resultado es difícilmente repetible. Tanto, que ya tiene hechas las maletas para presentarse a las elecciones españolas del próximo 28 de abril como cabeza de lista por la circunscripción de Barcelona.

Metida ya en campaña y dispuesta a recuperar una notoriedad que ha perdido, Arrimadas ha tenido la ocurrencia de ir a Waterloo, a la residencia del president Puigdemont. Pero no a reunirse con él, que sería algo noble ya que de dos políticos se trata. O a saludarle, que sería un gesto de educación y de humanidad. Viajará a Waterloo a manifestarse frente a su residencia junto a otros dirigentes de Ciudadanos. A hacerle un escrache y a salir en los medios de comunicación. ¡Un numerito frente a la Casa de la República! Es demasiado burdo para ser verdad, pero lo es.

Tiene asegurada una cobertura mediática de los medios españoles pero es poco serio en un partido que se tiene por importante. No me imagino a Manuel Valls haciendo el ridículo así como si fuera Albert Boadella. Para Ciudadanos, todo en política es lo más parecido a un gran plató de televisión. Arrimadas puede anunciar en cuestión de horas que Madrid es su próximo destino político, acompañando a Albert Rivera en las próximas elecciones del 28-A. Y entrando claramente en la carrera para liderar el partido. Aunque para ello tenga que hacer la que va a ser su mayor extravagancia desde que se dedica a la política. 

En política se puede hacer todo menos el ridículo”, decía Josep Tarradellas. Arrimadas debe ser más fan del cómico Paco Martínez Soria en ‘La ciudad no es para mí’: “Tú sabes el gusto que da tumbarse en la cama todas las noches, mandar una pierna a Francia, la otra a Inglaterra y quedarse dormido como un tronco sin remordimientos de conciencia?”