Cuando este jueves Kamala Harris acepte la nominación del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos, reemplazando al actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, le faltarán aproximadamente ochenta días a la vicepresidenta para medirse contra Donald Trump. Son muchos días, ciertamente, pero Harris ha conseguido ya algo que parecía imposible: situarse a la par con su adversario y dar la vuelta a las encuestas, que eran tan negativas a los demócratas. La irrupción de la vicepresidenta, natural de California, ha sido todo un éxito en las pocas semanas que lleva liderando la candidatura demócrata, dando aparentemente la sensación de que su aparición ha conseguido romper la frustración que suponía un duelo Biden-Trump, dos candidatos en avanzada edad, ya que el presidente tiene 81 años, pero el aspirante no le va a la zaga con 78 años.

Harris, con 59 años, mujer, negra, estadounidense de origen asiático, liberal, está siendo toda una revelación. La puesta en escena de la convención demócrata en Chicago le ha dado suficiente lustre con teloneros tan ilustres como el propio Biden, que acaparó todo el protagonismo el lunes con un emotivo discurso con el que se ganó la ovación de la noche por la siguiente frase: "EE.UU.: te di lo mejor de mí. Cometí un montón de errores en mi carrera, pero les di lo mejor de mí". Las convenciones para la designación de los presidentes, tanto la republicana como la demócrata, son sobre todo grandes espectáculos, con una puesta en escena absolutamente controlada para ofrecer la mejor plataforma política de lanzamiento de una campaña electoral. Lo mismo hizo Hillary Clinton, que perdió las presidenciales en 2016 frente a Trump, y que junto con su marido se han implicado a fondo en la designación de Harris.

Harris ha hecho, según los principales analistas norteamericanos, la parte más fácil de su campaña: posicionarse como una aspirante con serias posibilidades. Su hoja en blanco como vicepresidenta, lejos de restarle opciones, la ha posicionado con fuerza. Ahora vendrán las entrevistas, que no suelen ser nada fáciles para los candidatos, y los debates televisivos. Veremos cuántos hay y cómo se maneja en un terreno en que Trump es todo un experto en dejar mensajes falsos una y otra vez, que debilitan enormemente a sus rivales, incapaces de revolverse ante la pequeña pantalla. Lo hizo en el último cara a cara con Biden, más allá del patetismo de ver a todo un presidente incapaz de contestar y de participar en el debate.

Kamala Harris, con 59 años, mujer, negra, estadounidense de origen asiático, liberal, está siendo toda una revelación

Las últimas encuestas conocidas son favorables a Harris, y mantiene una buena posición en los swing states, los estados bisagra en los que realmente se disputa la presidencia, ya que caen indistintamente a favor del Partido Demócrata o del Republicano en cada elección. Hasta su entrada en disputa por la batalla presidencial, Trump iba por delante o empataba con Biden. Ahora, Harris va por delante o empata con Trump. En estos estados, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Georgia, Arizona, Nevada y Carolina del Norte, se jugarán Trump y Harris sus opciones de llegar a la Casa Blanca. En cualquier caso, parece que hay partida y que va a ser apasionante.