A medida que pasan las semanas se confirma que detrás de la renuncia a defender el Sáhara Occidental en beneficio de Marruecos, traicionando así el apoyo histórico de todos los gobiernos españoles y contradiciendo las resoluciones de Naciones Unidas, no había ninguna jugada maestra de Pedro Sánchez. Tampoco un plan B que protegiera los intereses económicos. Todo lo que precipitadamente se dijo para apaciguar la oposición del conjunto del arco parlamentario se ha revelado que eran, una vez más, mentiras y, en consecuencia, de una tacada el inquilino de la Moncloa perdió la simpatía del pueblo saharaui, le hizo un regalo al régimen marroquí de Mohamed VI que nunca tendrá un retorno equiparable al obsequio realizado, se enfrentó a Argelia dejando desarbolado el flanco del precio del gas en un momento del todo inoportuno, y cedió a Italia la posición preferente para negociar unas mejores condiciones en el mercado gasístico procedente del norte de África.

Si eso no es carecer de estrategia alguna, alguno debería explicar qué hay detrás de una jugada política tan inexplicable. Este sábado, el Gobierno argelino ha confirmado que Italia es su nuevo socio estratégico en Europa y Mario Draghi se ha encontrado de golpe con un mejor precio del gas que acabará repercutiendo en nuestra factura. Italia pasa a ser para los argelinos un país amigo que siempre ha estado presente en las circunstancias más difíciles, al contrario del absurdo movimiento de España. Italia tiene asegurado un incremento gradual de la cuota de gas natural a corto, medio y largo plazo, mientras la vicepresidenta Teresa Ribera solo es capaz de balbucear que espera que el incremento del gas que le aplique el gobierno argelino sea moderado.

La política internacional no debe realizarse a golpe de encuesta y tampoco puede ser caprichosa. Ha de seguir unas pautas durante años, ha de ser cuidadosa en las alianzas y ha de defender los intereses económicos del estado en cuestión. Nada de eso debe saber Pedro Sánchez, que trata el siempre complicado avispero del norte de África como si fuera la mesa de diálogo con el Govern catalán. Pensar que en el exterior se puede hacer lo mismo que en la política doméstica y que todo el mundo va a aceptar de buen grado que se le maltrate, es desconocer absolutamente las reglas de juego. Tanto como pensar que porque muchísima gente está de vacaciones, la crisis económica no existe.

Pero existe y preocupa a la ciudadanía, mucha de la cual no llega a final de mes con el 10% de inflación y ve con notable irritación el despilfarro de dinero público con reyes eméritos en Abu Dabi e infantas, nietos y nietas yendo a pasar unos días de Semana Santa con el campechano. Espero que el Gobierno reporte a las Cortes cuánto nos ha costado, en escoltas y demás gastos de la comitiva que siempre acaban formando parte del capítulo de gastos de estado. Porque del ridículo ya se han encargado ellos distribuyendo a través de las agencias oficiales fotografías que no eran otra cosa que un ridículo Photoshop donde se incorporaba a uno de los nietos, pero solo de cintura para arriba. En fin, buen Domingo de Pascua.