Acostumbrados, como estamos en Catalunya, a que demasiadas cosas se hagan mal por inercia o por mala gestión y no se ponga el empeño suficiente para seguir siendo punteros, allí donde el país ha tenido siempre una mirada valiente, cosmopolita, generosa y, en muchos aspectos, atrevida, hay que aplaudir la excelente gestión de la Fira de Barcelona. Todo un ejemplo de cómo a veces los consorcios en los que se encuentran varias administraciones pueden ser efectivos si se deja trabajar a los responsables que lideran el proyecto.

La Fira no es, en contra de lo que algunos puedan pensar, una cosa exótica que organiza congresos. Es justo lo contrario: un creciente motor económico que irradia prestigio al país y acaba siendo una lluvia fina de buenas noticias. Los éxitos han llegado, además, en un momento en que Ifema, el recinto ferial de Madrid, ha contado con un chorro de ayudas que pretendían desdibujar el proyecto catalán, arrebatándoles muchos de sus buques insignias. La excelente labor del presidente del consejo de administración, Pau Relat, y del director general, Constantí Serrallonga, con autonomía, estrategia y mirada larga, ha permitido sortear los obstáculos y alejar las interferencias políticas lo máximo posible.

Así, con un modelo de gestión casi privada, se ha alcanzado el récord histórico de una facturación de más de 250 millones de euros, un 17,4% más que el año pasado y superando el mejor ejercicio, el de 2019, el último antes de la pandemia. Tan importante como los resultados económicos son los 250 salones, congresos y acto diversos llevados a cabo este año y la capacidad de captar eventos mundiales de referencia en sectores punteros de la economía y que aportan un gran valor añadido, tanto por el número de personas que movilizan como por el cualificado perfil del visitante.

Hay que aplaudir la excelente gestión de la Fira de Barcelona, un creciente motor económico que irradia prestigio al país

Si echamos la vista atrás, vemos cómo a los tradicionales salones de Alimentaria&Hostelo, Automovil, Construmat o el Náutico se ha sabido incorporar dos de referencia mundial como el Mobile World Congress, que aporta el 20% de los ingresos anuales, que ha renovado su presencia en Barcelona, al menos, hasta 2030 y la feria del audiovisual Integrated Systems Europe (ISE), el congreso más grande del mundo en el sector audiovisual y los sectores integrados, que aterrizó en Barcelona en 2019 y no se ha movido. El ISE, de la mano de Mike Blackman, generó un impacto de 385 millones el pasado año y el próximo año ya ha superado con creces el pasado ejercicio y celebrará entre el 30 de enero y el 2 de febrero la mayor edición del evento hasta la fecha.

Cuando se habla en genérico de la necesidad de dotarse de estructuras de estado, la Fira es un buen ejemplo de cómo se puede plantar cara y salir victorioso frente a rivales de mayor envergadura. Si clonáramos el modelo y tuviéramos más firas, como una manera de hacer las cosas, el país ofrecería un rostro bastante menos pesimista y mucho más ambicioso.