Miquel Iceta es gato viejo. Es un zorro. Planteó una inteligente campaña para ganar a Núria Parlon en las primarias y le ha sacado más de ocho puntos a la alcaldesa de Santa Coloma. En unos momentos en los que las formaciones políticas apuestan decididamente por nuevos liderazgos, los militantes de los socialistas catalanes han optado por la experiencia de un político de 56 años y que en 1991 ya estaba en la Moncloa como director del departamento de análisis del gabinete de la Presidencia del Gobierno, con Narcís Serra de vicepresidente de Felipe González.

Iceta ha asentado su victoria en dos movimientos políticos de calado: el PSC gobierna en las cuatro capitales de provincia bien sea con alcaldes propios –Lleida y Tarragona– o como partido bisagra en Barcelona (Ada Colau) y Girona (Marta Madrenas, CiU), y, en una oposición frontal a que los diputados del PSC en el Congreso de los Diputados faciliten la investidura de Mariano Rajoy. Frente a este esquema, tan simple como eficaz, Núria Parlon aportaba joventud, tirón electoral (una insólita mayoría absoluta en las municipales del 2015), pero carecía de bazas políticas fuertes. Iceta le había cerrado el camino. Si se iba muy a la izquierda haciendo guiños a Podemos perdía la centralidad en el PSC. Si se abría a modificar la posición del partido en el derecho a decidir asustaba a buena parte de la militancia. Y si se quedaba inmovil ganaba Iceta, que es lo que al final ha pasado.

Aunque unas primarias siempre dejan heridas en la organización, en este caso habrá que ver cuál es el nuevo terreno de juego que diseña Iceta en el PSC y para que cuenta con Parlon. Parece muy difícil que sea la candidata del partido a la Generalitat después de su derrota y que tenga un rol importante en la organización. Todo apunta a que preferirá refugiarse en la alcaldía de Santa Coloma y ver desde allí como resuelve Iceta el conflicto que viene con el PSOE y que tiene en la abstención que preconiza la gestora tan solo el primer capítulo. El PSOE es hoy un juguete en manos del PP y el PSC difiícilmente podrá escapar a esta situación: en Madrid se hablará de recentralización y en Catalunya, de referéndum de independencia.