Como la política muchas veces (demasiadas) es política ficción, sugiero a los lectores, aprovechando que ya estamos en las vísperas navideñas que tan agotado dejan a mi amigo Quim Monzó, un ejercicio bastante simple: ¿Qué sucedería si C's, PSC y PP se presentaran en coalición electoral en Catalunya y no llegaran al 14%? No hay que ser un lince para avanzar que tendrían que dimitir, incluso en un país en el que casi todo el mundo encuentra excusas para no hacerlo. Ese escuálido –pero obviamente respetable– porcentaje es el que suman los partidarios que hay en Catalunya de que no se celebre el referéndum de independencia. El dato es importante, muy importante, porque con la devastadora campaña en contra que han protagonizado todos los grupos de comunicación españoles y los dos principales de Catalunya, que un 86% de la ciudadanía catalana esté a favor del referéndum es, en términos democráticos, un auténtico disparate. Casi una unanimidad.

Que estas cifras se hayan conocido en las inmediaciones de la Navidad es muy tranquilizador para las comidas de estas fiestas. Nos evitaremos escuchar el mantra que puso en circulación en la Navidad de 2013 el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, asegurando que algunas familias no se habían reunido alrededor de la mesa porque el proceso independentista las había dividido. Si alguien lo creyó hizo mal, pero que sepa que ya puede volver a convocar a todos los miembros de su familia –sobre todo a aquellos de los que había prescindido– y también que pueden hablar abiertamente del tema durante el ágape. Ya todos piensan lo mismo menos ese pobre 13%. Estaría bien que el exministro del Interior, que apelaba a su condición de catalán para propagar aquello por toda España, reconociera que las discusiones alrededor de la mesa en Catalunya serán, en todo caso, por otra cosa. Y que no se preocupe, los catalanes somos especialistas en meternos en discusiones que no llevan a nada y una u otra surgirá.

La paradoja y la ironía de la política es que la actuación de PP, PSOE y C's puede acabar haciendo que quienes no se reúnan en Navidad por el referéndum alrededor de la mesa sean las familias del resto del Estado. Allí sí están divididas, pues según la cadena de televisión La Sexta un 44,8% de los españoles están a favor del referéndum, una cifra que ha crecido alrededor de diez puntos en los últimos catorce meses. A ver si el mal llamado trienio rupturista, que algunos interpretaban erróneamente que Catalunya dejaba atrás, y que el independentismo estaba recogiendo velas era, simplemente, el aviso de otro trienio rupturista: el que se empieza a instalar en algunos sectores de la sociedad española, perdidos como están en una partida en la que ya no cuentan con las mejores bazas y han pasado a depender de los errores del rival tras casi cuatro años sin dar señales de estar en el campo.