Ahora que ya está confirmado por los Mossos que el coche del concejal del Partido Popular y cabeza de lista por Barcelona, Josep Bou, se incendió por un problema mecánico fortuito, y ha quedado descartada, como ya había avanzado la Guàrdia Urbana, que sufriera ningún sabotaje y que se lo quemaran, como propagó él a los cuatro vientos, es necesario y urgente unas disculpas inmediatas y su dimisión. Desde el puesto que ocupa, se dedicó a sembrar odio cuando ahora se ha sabido que con anterioridad al incendio el chofer del vehículo conversó con unos agentes de la policía sobre los problemas del vehículo.

No solo actuó con una notable irresponsabilidad propagando algo que era falso, sino que la contundencia de sus afirmaciones vertidas en un tuit que escribió ―"me acaban de quemar el coche en Barcelona" y "nada me detendrá en el cumplimiento del deber y mi trabajo"― y la reacción de destacados dirigentes unionistas dando una interpretación ideológica a lo sucedido, estaba lejos de ser verdad. No estamos hablando de un ciudadano cualquiera que tuvo un calentón, sino del candidato del PP a la alcaldía de Barcelona en las últimas elecciones municipales, con el enorme impacto que supone un tuit como el que hizo.

En la trifulca mediática intervinieron desde el exconseller de Interior democristiano y ahora diputado en las filas del PSC, Ramon Espadaler, a la máxima representante del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, y sus compañeros de partido Toni Cantó, Cayetana Álvarez de Toledo y Xavier García Albiol, los dirigentes de Ciudadanos Inés Arrimadas o Carlos Carrizosa y los de la ultraderecha de Vox. En sus mensajes en las redes se referían a hechos vandálicos o a que los violentos no se saldrían con la suya. La prensa afín situó el incendio fortuito entre la inventada violencia que siempre propagan padecer los unionistas en Catalunya y así uno de sus representantes difundió lo siguiente: "Todo mi apoyo. Eso es totalitarismo y terrorismo y no vencerá".

Nadie le quemó el coche al concejal Bou y él lo sabía. Solo tenía que hablar con su chofer, así de sencillo. Los políticos que entraron en la refriega a partir de la mentira del edil del PP también son unos irresponsables, ya que los hechos no estaban probados y la Guàrdia Urbana de Barcelona se había pronunciado con mucha cautela. Antes de llevar a cabo un numerito como el que realizaron y que solo tenía un objetivo político, se lo hubieran tenido que pensar y viendo el error pedir disculpas inmediatamente. Algo que, por cierto, no han hecho.