Vale la pena seguir la precampaña -¿se debe llamar así el período que va del 20-D al 26-J?-  de las próximas elecciones generales para constatar como pierde oxígeno hasta aparecer literalmente asfixiado en el momento político actual, el PSOE. Si el lunes recibía una embestida importante con el acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida que puede poner en jaque su endeble posición como principal partido de la oposición, este martes los de Pablo Iglesias han entrado literalmente en casa de Pedro Sánchez con una hábil propuesta: candidaturas conjuntas PSOE-Podemos y demás partidos de la izquierda al Senado. Cierto que la Cámara Alta está políticamente más que muerta y a veces parece pertenecer al museo de los horrores pero lo cierto es que es muy difícil que tras las elecciones del 26 de junio el Partido Popular pierda la mayoría absoluta si no se produce una operación política similar a la que propone Iglesias.

La negativa casi instantanea de Sánchez demuestra tres cosas: una enorme falta de reflejos del secretario general del PSOE, ya que todas las propuestas siempre han de ser estudiadas; una carencia enorme de relato político, ya que a las primeras de cambio se ha quedado sin uno de sus argumentos centrales de estas semanas y que no era otro que los morados no quieren un acuerdo con el PSOE; y, finalmente, un sorprendente desconocimiento de la historia de su partido, cuando lo que hoy se argumenta para defender su autonomía política no fue impedimiento para cerrar un acuerdo similar al Senado en el año 2000 en un total de 27 circunscripciones.

A esos tres argumentos aún podría añadirse un cuarto: ¿como quedará su liderazgo en el partido si los socialistas valencianos, aragoneses o los de Baleares escuchan pero no siguen las instrucciones de su secretario general? En tan solo 24 horas al PSOE el terreno de juego se le ha hecho enormemente pequeño. Y aún faltan para las elecciones alrededor de 45 días, un tiempo más que suficiente para acabar de despeñarse del todo y seguir los pasos del PASOK griego si no recupera con urgencia la iniciativa y el pulso político.