Es muy posible que la política más conspiradora de Europa ―que no la mejor― sea la francesa, una vez la italiana cayó en un gran marasmo con la desintegración de la democracia cristiana. La serie de intriga política Baron Noir, estrenada en Francia en 2016 y que fue un éxito en España hace algo menos de dos años, puso negro sobre blanco al lado oscuro de la política, las luchas partidistas, la sed de venganza personal y, en definitiva, la parte que no se ve pero que acaba teniendo una gran importancia en aquello que se presenta como un servicio público y que, muchas veces, está tan alejado.

Este domingo, irrumpía con machete e intereses propios, bien es cierto que no falto de razón, José María Aznar, en el soterrado pulso que están manteniendo en el Partido Popular su presidente, Pablo Casado, con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Y lo hacía a cuento de como se reduce el perímetro electoral del PP en beneficio de Vox cuando el protagonista es Casado y, por el contrario, como cautiva, según las encuestas, Ayuso hasta el extremo de desactivar, en parte, la formación de Abascal haciendo que sus electores transiten con relativa facilidad hacia el Partido Popular.

Por lo que parece, a Casado le está sirviendo de poco su cruzada contra el catalán y elevar el tono hasta el nivel del insulto y la falsedad, señalando que en Catalunya se está produciendo un "apartheid lingüístico" a raíz de la respuesta a la sentencia del TSJC al catalán. Será porque el PSOE las mata callando y sin este lenguaje acaba manteniendo unas posiciones sobre la inmersión y la aplicación de la sentencia del TSJC no tan diferentes. El anticatalanismo vende en España, obviamente. Pero su efecto se diluye cuando hay tantos partidos con la misma estrategia política y dispuestos a repartirse el botín. También el PSOE.

Entonces, entre las derechas, además del anticatalanismo hace falta el populismo descarnado mezclado con grandes dosis de ridiculización de la izquierda y en eso Ayuso no tiene ni competidor ni competidora posible. En parte, porque en la cocina está Miguel Ángel Rodríguez que, con no mucho más discurso y con las mismas dosis de demagogia, llevó a Aznar hasta el Palacio de la Moncloa.

Ha dicho Aznar este domingo en el ABC, el diario por antonomasia de la derecha, que la presidenta de la Comunidad de Madrid "es la política más popular de toda España, punto... Ese es el principal activo que tiene el PP". Se le puede aplicar a Casado aquel refrán de cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar. Aunque igual es demasiado tarde.

Y uno, viendo esto, no puede más que contemplar cómo vuelan los puñales por Madrid. No por interés propio, sino porque ir a Madrid a hacer política desde posiciones catalanistas o independentistas de buena fe o dispuestos a convencerlos, sirve hoy en día para lo que sirve. O sea, para nada.