Con un exceso de precipitación, ya que el tiempo aún no se ha acabado, el PSC ya ha empezado a degustar las mieles de un hipotético desacuerdo entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya en la investidura de un president de la Generalitat independentista y en un Govern que responda al 52% del voto que recibieron en las urnas el pasado 14 de febrero. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha sido contundente al señalar que la política de Pedro Sánchez no ha fracasado, ya que si Mariano Rajoy estuvo a punto de romper España, "el PSOE lo que ha roto ha sido el independentismo". Veremos su pronóstico en que queda mientras el silencio que se han autoimpuesto ERC y Junts durante el fin de semana deja más abiertas que nunca las diferentes opciones, incluida, lógicamente la de un acuerdo independentista.

El PSC se ha puesto estupendo, veremos en pocos días si con razón o sin ella, y la ANC ha sacado este domingo tarjeta roja a ERC y Junts por las disputas que mantienen, y les ha emplazado a lograr un doble objetivo: un acuerdo para consolidar un ejecutivo independentista que evite las elecciones y un Govern con un plan para avanzar hacia la independencia. La ANC también ha sido tajante sobre su posición si estas dos circunstancias no se producen en los próximos días: "La Assemblea no estará nunca más a vuestro lado". Habrá que ver ahora si la fuerza de aquel president posi les urnes pronunciado en 2014 por la entonces presidenta de la ANC, Carme Forcadell, —hoy en la prisión de Wad Ras, cumpliendo una injusta condena de 11 años y medio por sedición impuesta por el Tribunal Supremo en el juicio del procés— acaba teniendo la misma fuerza ahora con su sustituta en el cargo, Elisenda Paluzie.

PSC y ANC intentan influenciar el desencuentro con estrategias obviamente cruzadas, pero ya se sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores. Los socialistas catalanes ven en el desencuentro entre ERC y Junts una oportunidad para reforzarse como primer partido tras las elecciones del 14-F; la ANC ve un enorme riesgo de que el camino iniciado en 2012 con aquella impactante manifestación del 11-S convocada por la Assemblea y Òmnium descarrile definitivamente. De ahí que las entidades soberanistas estén, con maneras de hacer diferentes, presionando a fondo para un acuerdo que mantenga vivo el movimiento. El pasado miércoles fue el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, desde La Farga de l'Hospitalet, el que aprovechó una salida de la prisión de Lledoners para advertir que la entidad cultural tampoco estará si se impone la lucha estéril entre los partidos independentistas.

Con este balance del fin de semana y las encuestas publicadas que vienen a reforzar la posición del PSC, se abre la última semana para el acuerdo. Veremos en que desemboca el pulso de unos y de otros y si las últimas horas acaban siendo de infarto o se desenreda todo lo que ellos solos han enredado.