La reelección de Jordi Sànchez como presidente de la Assemblea Nacional Catalana por un escaso margen de votos frente a su rival, la escritora norteamericana Liz Castro, después de unas semanas de fuerte convulsión en el seno de la entidad independentista, debería servir de una vez por todas para cerrar el clima de división que ha atenazado la organización durante los últimos meses. Es evidente que Sànchez ha cometido errores durante su presidencia –y alguno, no menor– pero también es verdad que sobre su gestión ha pesado desde el primer día un nivel de crítica muy interesada que tenía que ver mucho más con la batalla de los partidos independentistas que con la propia ANC. Tampoco ha ayudado el hecho de que los períodos de presidencia del máximo responsable de la ANC fueran solo de un año, circunstancia que ha sido modificada en esta ocasión para que sean de dos.

El nuevo mandato de Sánchez es, en estas circunstancias, una gran oportunidad para la ANC y una ocasión para recuperar el enorme tiempo perdido. No caben, en esta importante etapa, liderazgos exclusivamente individuales sino que es el momento de cohesionar equipos y contar con todos los sectores de la entidad. No hay ganadores y perdedores ya que la ANC no es un partido político y se equivocarán los que hagan desde dentro esta interpretación. Ese fue el mandato de la asamblea general que eligió a los 77 miembros del secretariado hace una semana  y que este sábado ha escogido al presidente. La ANC apuesta por la continuidad en un momento clave de la política catalana: el Govern hace más de cuatro meses que está funcionando, el president se ha comprometido a un proceso de desconexión en un período de alrededor de 17 meses y, por otro lado, el Gobierno español ha activado toda la artillería jurídica y política para impugnar todas y cada una de las iniciativas del Ejecutivo de la Generalitat y del Parlament que tengan que ver con el proceso independentista.

Esta situación ha provocado no solo un bloqueo absoluto en las relaciones entre las dos administraciones sino que se haya convocado una manifestación para el próximo domingo 29 de mayo contra el Tribunal Constitucional en una iniciativa política que no tiene precedentes y que avalan partidos políticos soberanistas y de izquierdas, entidades soberanistas y sindicatos y que finalizará frente a la Delegación del Gobierno en Catalunya. También se sumará, dice, el PSC, aunque en su caso más que protestar contra el TC, aduce, será contra el Gobierno que presenta los recursos al TC. Tanto da, ya que el lema será "Los derechos no se suspenden" y, al final, quien resuelve es el TC. Y en el horizonte está el próximo 11 de Setembre. Lo importante es que la ANC cure las heridas y sepa afrontar unida una nueva oportunidad.