El Gremi de Restauració ha publicado un vídeo este martes donde se muestra el impacto emocional y económico que están teniendo las restricciones para frenar la Covid en los restauradores. El vídeo expone testimonios de restauradores y su lucha diaria, tanto en sus respectivos negocios como internamente, para salir adelante. El director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, alerta de que últimamente se ha observado un "empeoramiento de la situación de los restauradores, con cada vez más casos de insomnio, ansiedad, depresión, angustias severas, etc.

Los últimos meses de restricciones en estos negocios, que actualmente pueden abrir con franjas horarias limitadas, ha puesto en riesgo sus negocios y el modus vivendi de muchos de ellos. La entidad alerta que la deuda de los restauradores se ha convertido en un "pozo sin fondo que absorbe cualquier tipo de ingreso y que amenaza, incluso, el patrimonio personal y el sostén de las familias".

La semana pasada el Gremio de Restuaració alertó sobre el cierre definitivo del 50% de los negocios de la restauración en Barcelona por las restricciones, mientras que la Federación de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm) definió las nuevas restricciones horarias como "la ruina definitiva" del sector.

Impacto en la salud mental

"Me despierto por la mañana con ganas de llorar". "He tenido que ir al médico". "Es una situación que te hace perder el sueño" Estos son algunos de los testimonios de los restauradores que aparecen al vídeo difundido hoy por el Gremi de Restauració. Pallarols expone que "los testimonios que se escuchan al vídeo son sólo la punta del iceberg: el desgaste, psicológico y económico, de los restauradores |avanza a pasos de gigante".

La entidad expone que se han producido situaciones de desahucios, o bien de restauradores que abandonan los locales porque no pueden hacer frente a más gastos fijos. Otros se endeudan desde la primavera pasada, momento en que se inició la pandemia, sin ni siquiera saber si tendrán que acabar cerrando los negocios o si el endeudamiento tendrá que continuar.

"Si no fuera por mi familia, no hubiéramos podido pagar ningún gasto personal", explica la Melisa, que tiene un restaurante en el barrio de Gracia. "Una cosa es morir de virus y la otra es morir de hambre", dice. El Berni, con un negocio de la Restauración en el Eixample, reconoce que "es difícil emocional y económicamente" y que ambas cosas van "unidas".

"Se extiende la desesperanza, sobre todo al ver que las restricciones, que desde el 21 de diciembre suponen un cierre encubierto y que no están suponiendo un descenso significativo del número de contagios," subraya Pallarols. Anna, con un negocio en Les Corts también expone la falta de preocupación por parte de las administraciones, lo cual le dificulta ser "optimista" con la situación en que se encuentran.

Marta, con un negocio en el barrio de Sant Andreu, da visibilidad a su lucha, también emocional, contra la Covid. "Creo que no me tengo que avergonzar y no decir que he tenido que ir al médico y que me han estado a punto de medicar por la ansiedad que tengo", explica.