"The Time Machine" de HG Wells pasará de ficción a realidad gracias a la startup barcelonesa Domestic Data Streamers y Unicef. A partir de este miércoles y hasta el 30 de septiembre, habrá una máquina del tiempo instalada en el hall de entrada a las Naciones Unidas. La intención es que los líderes mundiales entren en ella para realizar un viaje inolvidable a su niñez y recordar así lo importante que es manejar datos e información sobre los menores de edad que viven en todo el mundo. El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, será el primero en probarla. 

El objetivo es hacer visible lo invisible. Es decir, evidenciar mediante el impacto empático que la falta de datos impide desarrollar programas capaces de mejorar la vida de miles de niños y niñas en circunstancias de abusos, discapacidades o difícil acceso al agua potable, entre muchas otras. 

Domestic Data Streamers fundada por los catalanes Dani Pearson y Pau Garcia se autodefine como "una compañía que permite a las organizaciones comunicar mediante data storytelling añadiendo emociones a los datos, simplificando la información compleja y generando conocimiento." "Necesitamos más formas empáticas, impactantes y comprensibles de comunicar mediante este nuevo lenguaje de nuestras vidas." 

¿Cómo funciona?

El primer paso será que los líderes entren en la cámara de aspecto futurista. Una vez allí, responderán preguntas acerca de su infancia y en función de cuáles sean sus respuestas, obtendrán a cambio una canción personalizada generada por la máquina del tiempo. A todo ello, la tecnología del invento transformará las respuestas en datos y a su vez, estos en expresiones artísticas como la propia música. Cada canción pasará a formar parte de una commitment playlist - lista de reproducción de compromiso- que estará disponible en el Soundcloud de Unicef mientras que las respuestas se exhibirán en forma de contrato en la misma sede de la ONU. 

De acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, se trata de "no dejar a nadie atrás". Por ello los líderes de los distintos países miembros de la ONU deberán dar ejemplo y firmar un contrato simbólico con su niñez y la de los demás para recolectar más datos e información de calidad. Acercándose así, un poco más, a la realidad de los niños y niñas de todo el mundo. Viajar en el tiempo y pasar a ver lo que muchos todavía no ven o parecen no ver.