Cadenas de producción excesivas, intermediarios, incrementos de precios injustificados y productores insatisfechos con las retribuciones. Para muchos granjeros, ganaderos y agricultores es su pan de cada día, hasta que ha llegado una empresa que ha decidido poner punto final a esta problemática. ¿Qué quiere decir eso? Lluís Puig, Pablo Engelmann y Jaume Puig, tres emprendedores con ganas de acabar con los trámites que hay entre los productos del campo y el consumidor final, decidieron romper con todas las cadenas de distribución para que el cliente pudiera disponer de la fruta, la verdura, el chocolate y el queso, entre otros, a precios justos, de manera rápida y sin distribuidores por el medio. Es aquí donde aparece Freshis, una start-up que está presente en Barcelona y en Madrid y que tiene la finalidad de enviar sus productos en menos de una hora a sus usuarios. "Es un modelo completamente nuevo. Plataformas que ofrecen cajas de alimentos directamente de un productor hay muchas, pero compañías que deconstruyan la cadena de valor y generen una de nueva más eficiente, con acceso a todos los productos y de la mano de 54 productores no existía", asegura Lluís Puig en una entrevista a ElNacional.cat.

"Del campo a la mesa"

¿Cómo funciona? El cliente escoge los productos que más le interesan y los añade a la cesta. "Pueden comprar desde una manzana hasta una caja entera con comida, no tenemos un número mínimo de productos ni un coste mínimo", puntualiza Puig, que añade que la cesta media por cliente es de 47,5 euros. "Además, a diferencia de otros ecommerce, dejamos al usuario que escoja en qué punto de maduración quiere la fruta. Si la persona pide tres aguacates y uno se lo quiere comer hoy, el otro mañana y el tercero la semana entrante, tenemos personas encargadas de seleccionar los alimentos indicados para que el cliente esté satisfecho", argumenta. Además, los consumidores de Freshis pueden recibir su pedido al cabo de una hora o programar en un calendario la fecha y la hora que quieren tener el paquete en su casa. El 20% de la compañía son de proximidad, el 75% nacionales y el 5% restante son de importanción, como la piña. Además, el 30% de sus productos son ecológicos. "El objetivo es conectar productores locales, de proximidad, que estén dispuestos a vender sus productos y enlazarlos directamente con los consumidores", indica Puig, que añade que los productos son de calidad, ecológicos y a un precio racional. De hecho, el emprendedor explica que el 60% del precio se lo lleva el productor y que ellos marginan el 40% restante. "Del campo a la mesa, esta es nuestra filosofía y que los precios no se multipliquen con los intermediarios que hay". A la compañía los precios los multiplican por 1,7, mientras que en los grandes comercios, supermercados y grandes superficies el coste del producto inicial hasta el final se multiplica por 4,7.

Caja de fruta y verdura de la start-up Freshis | Foto: Freshis

Desde Freshis cuentan con más de 400 referencias y la finalidad de la empresa es ir introduciendo una decena de productos cada mes. "Queremos disponer con entre 200 y 300 referencias entre fruta y verdura y con entre 600 y 800 en la parte de la despensa y producto complementario", aclara. De hecho, ahora hacen unos 1.500 pedidos el mes y el objetivo del negocio es multiplicar por tres o por cuatro esta cifra cada año. En el 2020, su primer año, la empresa facturó 130.000 euros, el segundo año llegaron a los 250.000 euros y este año prevén llegar al millón. ¿El año que viene? "La idea es cerrar el 2023 con entre 4 o 5 millones de euros facturados", predice Puig. 

Rentabilidad

La compañía anunció hace pocos días una primera ronda de inversión abierta al público. ¿Qué quiere decir eso? Que desde Freshis buscan que su comunidad forme parte de la empresa como inversores. De esta manera, tanto los clientes como productores podrán tener un porcentaje del negocio. En su primera ronda de financiación, la empresa consiguió recaudar 500.000 euros del fondo alemán Good Seed Ventures y de inversores como Víctor Font (Delta Partners), Ferrán Soriano (Manchester City), Mark Tluszcz (Mangrove Capital Partners) y Sergi Bastardas (CO-CEO y fundador de la firma emergente Colvin), entre otros. Más allá de la inyección de capital, el negocio ha sido asesorado por Marc Heussinger (ex-CEO de ALDI), Sergi Bastardas y Victor Font. Con esta segunda ronda, la empresa quiere consolidarse en Barcelona y Madrid, ciudades donde está presente, e invertir en tecnología. La start-up todavía no es rentable, pero calcula que a finales de año lo será en Madrid y que a principios del año que viene lo sea también en Barcelona. "Ahora mismo el objetivo es la rentabilidad", indica. Paralelamente, desde Freshis quieren abrir en nuevas ciudades y ampliar la plantilla.