La patronal de Foment del Treball Nacional, que decidió el pasado mes de octubre abrir un expediente de expulsión a la organización patronal CECOT con sede en Terrassa, ha decidido dar un paso atrás, enfriar el contencioso y rebajar la tensión que su abrupta decisión había provocado. Un almuerzo celebrado el pasado jueves y conocido por El Nacional entre el president de Foment, Joaquim Gay de Montellà, y el presidente de CECOT, Antoni Abad, en un significativo restaurante barcelonés, y una reunión posterior de los dos presidentes con sus respectivos secretarios generales, Joan Pujol (Foment) y David Garrofé (CECOT), en la sede de la gran patronal catalana, permite aventurar que el camino hacia el acuerdo se ha iniciado.

El origen del conflicto

El distanciamiento entre Foment y CECOT ha ido muy ligado a la evolución del proceso soberanista. Sus posicionamientos han sido diametralmente opuestos. Por un lado, la patronal catalana se ha pronunciado públicamente en contra, apelando al diálogo y a las consecuencias negativas para la economía catalana. Por el otro, la patronal vallesana ha defendido reiteradamente el derecho de Catalunya a decidir su futuro político y ha mostrado una gran autonomía respecto a los partidos y a las presiones de Madrid.

El punto álgido del conflicto se originó el pasado 19 de octubre cuando el problema, además de ser de ámbito político, se convirtió también en un asunto de competencias territoriales. El comité ejecutivo de Foment acordó por unanimidad el encargo de un informe a su comisión de régimen interno para determinar si CECOT había cometido una "expansión territorial" al dar servicio a empresas ubicadas fuera del Vallès, lo que implicaría "entrar en conflicto con disposiciones de los estatutos" e incluso podría derivar en la expulsión de la patronal asociada.

A todo esto, hay que añadir que CECOT celebró el pasado 9 de noviembre la Nit de l'empresari en Barcelona, un evento que tradicionalmente se celebraba en Terrassa pero que ha tenido lugar ya durante dos años consecutivos en la capital catalana. Anecdótico para unos, simbólico para otros, pero que en cualquier caso reafirma la voluntad de la patronal vallesana de no ser una organización subordinada a Foment.