Muy cerca de cumplir los sesenta años de la firma del Tratado de Roma que representó el nacimiento de la Comunidad Económica Europea, toca replantearse el futuro de Europa tal cual la conocemos. De lo que Jean Monnet consideraba "los Estados Unidos de Europa" se ha ido construyendo, cimiento a cimiento, la Europa de los 27. A lo que hay que sumar (o más bien restar) el impacto del Brexit. En este sentido, el Cercle d'Economia ha acogido la sesión "Europa, 60 años después" con la estrecha colaboración del Consell Català del Moviment Europeu, la Liga Europea de Cooperación Económica (LECE), el Consulado General de Italia y la Representación de la Comisión Europea.

Hace tan solo unos pocos días, el Papa Francisco ponía sobre la mesa la solidaridad, la paz o la apertura al mundo como claves para una Europa que a su parecer, todavía "debe ser construida". Cogiendo las palabras del pontífice como punto de partida, el embajador de Italia en España, Stefano Sannino, ha señalado el camino de una Europa "a varias velocidades" con el sentido "como dirección común." Todavía más, Sannino ha apostado por una base jurídica compartida donde los valores tienen que convertirse en normas. Algo que a su vez implica "el esfuerzo de la democracia". 

Ante los planteamientos del profesor de Economía de IESE Alfredo Pastor, el embajador también ha remarcado el éxito de las políticas regionales de Europa como un gran paso para redistribuir y crear "una convergencia todavía más grande". Y más allá de las dificultades implícitas en una crisis como la vivida (o todavía viva), "tenemos que limpiar y poner orden en nuestras casas pero también necesitamos un proceso de mutualización y un fondo europeo contra los riesgos", ha añadido Sannino. Justo desde la primera línea del auditorio, se lo miraban atentamente el presidente del Cercle, Juan José Brugera, así como el antiguo presidente de Unió Democràtica Josep Antoni Duran i Lleida o el exsecretario general del PSC Pere Navarro. 

Desigualdades, Draghi y (des)confianza

A media sesión, Pastor ha pasado de preguntar a ser preguntado por el presidente del Cidob y miembro de la Fundación Jean Monnet Lausanne, Carles A. Gasòliba. " Es un hecho que las desigualdades han aumentado dentro y fuera de Europa y en todo el mundo", ha constatado el profesor de Economía justo antes de añadir que "es responsabilidad primaria de cada país tomar las medidas necesarias para reducir la desigualdad". En el caso concreto de España, la principal fuente de desigualdad es el paro tras una crisis parecida a la de Irlanda: la burbuja inmobiliaria. "Sería un error que Europa se pusiera ahora a dictar políticas contra la desigualdad para cada país", ha alertado. 

En los compases finales, tanto Sannino como Pastor e incluso Gasòliba han convergido para ensalzar la figura del presidente del BCE, Mario Draghi, como "salvador del euro" ante las envestidas del Bundesbank y lanzar una última reflexión en torno al problema de percepción y confianza en la UE. Algo a lo que el embajador ha querido incluir el matiz de "responsabilidad del relato" y como ello incurre en reglas "complejas, puntuales y con profundidad que en un momento dado no se pueden aplicar". "Hemos construido un relato muy negativo sobre la UE: 'Bruselas nos impone'. Pero, Bruselas somos nosotros", ha sentenciado. Y volviendo al principio, uno de los llamados padres de Europa como Monnet ya vaticinaba que "los políticos pasan y las instituciones quedan." Al fin y al cabo, Europa 60 años después.