Después de que el bufete panameño Mossack Fonseca, especializado en la gestión de capitales y patrimonios, esté sufriendo la filtración periodística más importante de la historia bautizada como "Los papeles de Panamá", vuelve a escena el debate legal y moral de las empresas offshore, es decir, sociedades constituidas en un país distinto al que residen u operan.

Aunque su constitución es de por sí lícita, a menudo se asocia este tipo de empresas a una voluntad de elusión fiscal que pretende minimizar el pago de impuestos dentro de las rendijas de la ley, aprovechando así la inestabilidad legislativa de un país donde su tráfico mercantil tiene una normativa menos segura.

En este sentido, el diario británico The Guardian ha publicado una lista de tres razones legítimas a la hora de querer gestionar el dinero mediante empresas offshore presuponiendo que no todo el mundo tiene malas intenciones en el uso de esta praxis. 

  • Guardar secretos comerciales y de fabricación: evitar que los competidores se enteren de que la empresa está invirtiendo dinero en una nueva línea de productos.
  • Evitar ser estafado: los proveedores de servicios, como por ejemplo hoteles o catering, podrían intentar cobrar un suplemento si saben que están negociando con una gran compañía o personalidad conocida.
  • Mantenerte sano y salvo: en caso de estar proveyendo un servicio de traducción a militares o diplomáticos extranjeros en zonas de guerra, es importante que no haya ningún tipo de rastreo.

Ahora bien, las razones parecen ser bastante menos legítimas y difícilmente justificables cuando el primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, dimite después de haber sido rechazada su petición de disolver el Parlamento a raíz de la crisis abierta por su aparición en los papeles de Panamá o cuando el primer ministro británico, David Cameron, asegura que la elusión fiscal es "moralmente incorrecta" y exige más transparencia en los paraísos fiscales a la vez que su difunto padre, Ian Cameron, utilizaba los servicios de Mossack Fonseca para evitar que su empresa Blarimore Holdings pagara impuestos en el Reino Unido.

Aunque elusión no es lo mismo que evasión, la polémica resurgida a través de los papeles de Panamá vuelve a estar sobre la mesa. De conciencia a ley moral.